*En lugar de buenas calificaciones obtuvo golpes y discriminación
* Acusan a autoridades escolares de no hacer nada contra el bullying
Los Ángeles, Ca.- Desde la edad de 5 años y durante dos largos años una pequeña estudiante estuvo viviendo una terrible pesadilla en su escuela primaria John W. Mack donde fue víctima de fuertes abusos y constante bullying, que afectaron no sólo su salud física sino también la emocional y mental sin que las autoridades educativas hicieran algo para protegerla por los que ahora la niña quien llamaremos Laura para proteger su privacidad, está enfrentando serios traumas, según reveló su madre María Hernández.
“Al principio tenía mucha emoción de ir a la escuela primaria, de repente el entusiasmo de ella cambio, ya no tenía la misma energía, ni la misma alegría por asistir, yo no entendía nada y como mamá le preguntaba a mi hija que sucede, pero ella no me decía nada”, resaltó. “Entonces a finales de Abril del año antepasado yo empecé a recibir notas de la enfermera de la escuela primaria John W. Mack donde estudiaba mi hija que decía que la niña tenía golpes en el estómago, en su vagina, en la cabeza, ese tipo de mensajes los recibía cada día”.
“Entonces yo empecé a mirar en la niña moretes, moretes y más moretes, yo le preguntaba insistentemente que pasa pero ella no me decía nada y sólo se quedaba callada”, agregó Hernández. “Un día le dije; tienes que decirme que está pasando porque tu llegas muy golpeada constantemente y alguien me puede culpar a mí, pensando que yo te estoy golpeando, porque tener tu cuerpo lleno de moretones no es normal”.
Sin embargo mencionó que la niña solo se quedaba callada y no quería decir nada y que tuvo que hacer otro tipo de acercamientos con ella hasta que poco a poco le empezó a contar la verdad de lo que le estaba pasando en la escuela.
“Me empezó a decir que los niños la golpeaban, la aventaban contra las mesas, las sillas, contra lo que fuera porque le hacían eso a los estudiantes que no querían entrar en sus juegos”, aseveró Hernández. “Mi hija no quería entrar en los juegos que ellos tenían porque le daban miedo debido a que los demás niños querían que hiciera el papel de maestra mala y ella no quería ser mala”.
“Yo hablé con su entonces maestra y me dijo que no sabía nada, que iba a averiguar pero como no había ninguna solución, hablé con su entonces directora”, resaltó. “Les dije el tipo de juegos que jugaban los demás alumnos y lo que sucedía con los que no querían participar, lo que pasó fue que la profesora agarró a mi hija enfrente de todos y la tildó de mentirosa y la niña salió llorando”.
Hernández afirmó que como madre quería defender y proteger a su hija y cuando recibió más de 32 notas de la enfermería de la escuela, habló nuevamente con la directora y su maestra pero ellas negaban todo y decían que sólo se trataba de accidentes, que no era nada preocupante, que son cosas que le pasan a las niñas de 5 años de edad, pero les respondí que eso no sucede a diario y tampoco en las partes íntimas.
“Ante esa situación, yo opté por llenar la aplicación de voluntaria en la escuela para ver qué estaba pasando en el entorno de mi hija, para ver cómo se comportaba y se relacionaba con los otros alumnos”, agregó “Y nos registramos en otros programas para que la niña se relacionara con estudiantes de otros planteles porque no quería que ella sintiera que la escuela era mala y que solo se iba a sufrir”.
“Cómo nunca me dieron una respuesta, en el segundo año de primaria de la niña volví a llenar la aplicación de voluntaria y la directora me agarró los documentos de mala gana y yo empecé a trabajar de voluntaria pero desde el principio me mandaban a una bodega a separar libros y pruebas del Covid 19”, relató la madre. “A los cien días de estar haciendo eso, le dije a la directora, de ese entonces, que quería estar en los recreos donde estaban los estudiantes, -porque era cuando mi hija me manifestó que sucedían los abusos-, ella me respondió que no podía hacerlo porque mi solicitud no se había procesado o sea como que mi aplicación estaba siendo desechada para que yo no pudiera estar en el plantel mientras tanto los estudiantes continuaban con sus mismos juegos y hasta terminaron fracturándole la cervical a otro de los niños”.
Añadió que un día que llegó a recoger a su hijo más pequeño que estaba en el programa Head Start, el encargado le dijo que su hija estaba en la oficina de la directora.
“Cuando llegó a la esquina veo que venían los paramédicos, mi corazón dió un vuelco y sentí un agujero en mi estómago y empecé a escuchar desde afuera de la calle los gritos de mi hija, y cuando entré ví que se estaba revolcando en el suelo de dolor y nadie hacia nada para ayudarla y no había enfermera”.
Hernández indicó que a la niña le habían tirado ‘sanitizer’ en su pelo, en su ropa, en sus ojos que los tenía muy rojos, y de inmediato le empezó a lavar los ojos con agua y cuando llegaron los paramédicos dijeron que lo siguiera haciendo en la casa porque el área no estaba desinfectada por lo que decidió llevarla con su doctor para que la revisará, quien dijo que se los siguiera lavando por 48 horas y que luego la iba a mandar con el oculista.
“Después de todo eso y todo lo que le estaba pasando a mi hija yo estaba muy enojada y molesta y le reclamé a la directora, pensé que iba a hacer algo para parar el bullying y los ataques de odio, pero no hizo nada, no suspendió a los estudiantes que la atacaron, no hizo una reunión de padres de familia, a ella no le importan los niños para nada”, opinó.
“Hablé con la psicóloga de la escuela para que ayudara a mi hija porque tengo muchas notas de la niña donde habla de los traumas que le ocasionaron y escribió un libro usando su propia letra y dibujos para contar todo el bullying que sufrió y cuenta que nadie la ayudo, que nadie la defendió”, afirmó Hernández con la voz entrecortada, a punto de llorar. “Y para mí como madre soltera ha sido muy duro, he tenido que dejar de trabajar para buscar ayuda y darle a mi hija el apoyo que necesita para que aprenda a caminar en un ambiente de odio y cuando le dije a la directora que iba a cambiar a la niña de escuela me dijo; llévesela, no nos importa”.
Recalcó que la directora tuvo una actitud muy mala y déspota hacia su hija cuando fue ella la víctima de bullying desde que tenía 5 años hasta los 7 años de edad (en el período de 2021 a 2023).
Después la cambio de escuela primaria, pero antes de eso dijo la madre que llamó al distrito escolar y les explicó lo que estaba pasando y que quería una junta con alguien que la ayudara, con una de las personas que fungen como mediadores, pero que tampoco sucedió nada por lo que les advirtió que iba a demandar al Distrito Escolar de Los Ángeles porque tiene pruebas de todo.
“Y curiosamente aceptaron a mi hija en la escuela primaria 32nd. St. USC Magnet, cuando al principio no me daban ninguna respuesta”, mencionó.
Hernández aseveró que, en la nueva escuela a donde empezó asistir desde agosto del 2023, ahora ha notado que su hija está más contenta y que sus calificaciones han subido, que interactúa con los otros compañeros.
Pero resaltó; “la niña aún está afectada por todo el bullying que sufrió por dos largos años, no confía plenamente en las personas, tiene miedo de que le hagan algo, después de lo que le ha sucedido ha iniciado a comerse las uñas, pasa mucho tiempo soñando, tiene diferentes actitudes, no puede ver los botes de ‘sanitizer’ porque empieza a gritar y en las madrugadas se despierta con miedo, su terapeuta me va a dar una cita para su evaluación”, explicó.
“Como madre me siento defraudada, con tantos recursos que tiene el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD, por sus siglas en inglés) no están haciendo de verdad algo para combatir el bullying”, subrayó.
“Siento que mi hija sufrió no sólo los abusos de sus compañeros sino también de las autoridades escolares porque no la protegieron, hasta cierto punto siento que nos discriminaron”.
Cerca de uno de cada cuatro niños estadounidenses sufre de ‘bullying’ (acoso) crónico en la escuela, un problema que provoca mal rendimiento académico y baja autoestima a largo plazo, según un nuevo estudio publicado en la revista científica Journal of Educational Psychology, el cual se basa en el seguimiento a 383 niños desde el jardín de infantes hasta la escuela secundaria.
Si usted o cualquier persona ha sido afectada por un incidentes de odio pueden reportarlo al Departamento de Derechos Civiles de California o se puede llamar al (833) 866-4283 o al 833-8-NO-HATE, de lunes a viernes de 9:00 a. m. a 6:00 p. m., fuera de ese horario, las personas pueden dejar un mensaje de voz o llamar al 211 para denunciar un incidente de odio y buscar el apoyo de un profesional capacitado. Además se pueden dirigir al sitio de internet: www.lavshate.org.
Una organización enfocada en la comunidad hispana es la Mexican American Legal Defense and Educational Fund (MALDEF) para encontrar recursos visite https://www.maldef.org/
También si la escuela no está afrontando en forma adecuada el cyberbullying o el bullying o los ataques de odio puede reportarlo al https://www.stopbullying.gov/resources/get-help-now o al sitio de internet: https://ocrcas.ed.gov/contact-ocr de la Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación de Estados Unidos.
Este recurso cuenta con el apoyo total o parcial de fondos proporcionados por el Estado de California, administrado por la California State Library en asociación con el California Department of Social Services y la California Commission on Asian and Pacific Islander American Affairs como parte del programa Stop the Hate . Para denunciar un incidente de odio o un delito de odio y obtener ayuda, visite CA vs Hate
NOTA:Este contenido es apoyado a través de fondos administrados por Latino Media Collaborative.