Los Ángeles, Cal.- Una de cada seis familias estadounidenses no esta recibiendo la comida que necesitan afectando a 14 millones de niños, que no tienen acceso a la seguridad alimentaria, dijo el reverendo David Beckmann durante una conferencia de prensa organizada por Ethnic Media Services el pasado viernes 28 de agosto.
Dijo que los niños están pasando hambre, siendo los números más altos entre los afroamericanos, la comunidad latina y los asiáticos, así como los indígenas.
Beckmann quien es presidente amerito de la organización “Pan para el mundo” se refirió a una encuesta reciente de hace dos semanas en la que una de las preguntas fue si en los últimos 7 días la gente había podido comprar comida; resultando que las familias con niños y niñas son los más afectados.
“Uno de la cada seis familias dicen que su familia no estaba recibiendo la comida que necesitan”, sostuvo, al indicar que el análisis de Laure Baure del Proyecto Hamilton encontró, en una semana reciente, que alrededor de 14 millones de niños (una sexta parte de los hogares de E.U) no tenían la comida que necesitan. Estas cifras son el resultado del incremento en cinco veces más por la pandemia.
Por otro lado indicó que las encuestas del Censo durante la pandemia muestran que de 38 a 46 millones de personas, incluidos de 9 a 17 millones de niños no están comiendo lo suficiente ahora.
Beckmann comentó que una novena parte del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP por sus siglas en inglés)-que es la primera línea de defensa contra el hambre de las personas en los Estados Unidos- es de donaciones, por lo que resaltó la importancia de la donación tomando en cuenta a las personas que están en estos momentos pasando hambre.
Lo inmediato fue la ley Hero y Cares, pero el senado no esta de acuerdo en qué van apoyar o no, sostuvo, al advertir que el gobierno tendrá que hacer recortes en programas y esto va hacer devastador para muchos.
Recomendó hablar con sus representantes y senadores para que la asistencia a programas continúe como el programa SNAP y los programas de alimentos en las escuelas que, aunque muchas están cerradas, continúan con el programa de alimentos para estudiantes.
El reverendo indicó que la asistencia federal no está siendo disponible para todos y que muchos de los inmigrantes no saben los detalles de Carga Publica, por lo que muchos ni siquiera reciben comida.
“Esto se tiene que arreglar, pero tomará una elección y mucho trabajo” comentó el también fundador de la Alianza para darle fin al hambre quien dijo que primero se tienen que controlar COVID-19 para que la gente pueda tener acceso a la comida y ganársela con mejores ingresos e invertir en oportunidades para la gente de color.
“Podríamos en 8 años terminar con el hambre, si queremos”, admitió.
Considero que el gobierno sabe que 4 días antes, de que termine el período del beneficio de programas de alimentos, la gente ya no tienen comida.
“Otros esperan que pase media noche para comprar los primeros alimentos. Las primeras semanas comen frutas, vegetales y cuando se está acabando (los fondos) los alimentos enlatados. Otros los últimos días ya no tienen fondos e incluso dejan de comer”, comentó.
“Muchos saben que las frutas y los vegetales son mejores, pero hay muchos que son obesos porque no pueden comprar alimentos de calidad. Hay madres que dejan de comer y comen cuando pueden”, afirmó.
El reverendo dijo que no es que los políticos no sepan de pobreza, lo que pasa es que los consultores les dicen que no usen la palabra pobreza, indicando que Obama uso 4 veces la palabra pobreza.
Además comentó que “la gente no conoce la escala de esto (pobreza) y aunque lo sabemos, es un problema espiritual porque muchos dicen: ‘esto no nos pasa a nosotros”, dijo refiriéndose a la gente que sí tienen los suficientes alimentos en su mesa.
Comunidades de color y rurales las más afectadas
Para Ami L. McReynolds, jefa de Equidad y Oficial del Programa Alimentando America, dijo que por áreas, las comunidades rurales están siendo más afectadas que las comunidades urbanas en cuanto al acceso a la seguridad alimentaria describiendo el nombre “food insecurity” como un termino que se usa para saber si la gente tienen suficiente comida nutritiva para mantenerlo saludable.
Detalló que la inseguridad de la comida o el hambre se debía a las personas que perdían sus trabajos o que por diversos motivos están pasando por esas cosas.
“Con la pandemia familias que recibían seguro de desempleo y que ya se les terminó están viendo el impacto en sus familias”, consideró.
Programas como SNAP están ayudando a esas familias, sostuvo la experta, al explicar que ellos trabajan con 250 Bancos de Alimentos, 34 de ellos directamente con tribus y comunidades indígenas.
MacReynolds dijo que la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) les está ayudando con fondos de emergencia.
“Esto es un desastre en todo el país y esperamos más apoyo del gobierno federal porque solos no podemos”, apuntó.
“Sabemos que esto es un gran desafío. Estamos asociados con 60 mil agencias y a nivel local, pero hay cierto miedo de la comunidad (inmigrante) y no se acerca a los centros de distribución por eso es bueno de llevarles comida”, indicó.
Antes dijo que hay mucha demanda y mucho menos oferta. “El costo de vida se ha ido incrementando, la gente cubre lo básico: vivienda, comida y transporte”.
El impacto de la pandemia en el país indicó que se observa en la falta de alimentos y en las barreras del transporte, lo que conlleva a que se necesite llegar a una población de 37 millones de personas que tratan de subsistir y que en los próximos seis meses se podría incrementar a 54 millones.
Es preocupante para la gente negra, indígena y de color que son los que más padecen de las tasas de desempleo, de una vivienda asequible y de comida de nutrición.
Detalló que los Bancos de Alimentos se incrementaron en 60% pero lo más difícil se verá en los próximos meses.
“Antes eran donantes o voluntarios, ahora son clientes”, resumió con esta frase la grave crisis de alimentos que vive el país.
Para llegar a la gente en este momento de pandemia dijo que se han adaptado para no tener contacto y que la gente reciba comida con los protocolos de salud.
“Nos apoyamos con la Guardia Nacional y con 2 millones de voluntarios por que los bancos de comida no pueden hacerlo solos”.
“Necesitamos un programa federal de snack, de programas suplementarios, de WIC, que son programas federales que la gente necesita”.
McReynolds, comentó que están trabajando para poder llevar comida a la gente mayor con herramientas nuevas como poder ordenar directamente a las tiendas o supermercados para evitar las grandes filas que se hacen en los bancos de alimentos.
También dijo que están trabajando para llevarles a la gente mayor o con necesidades especiales comida ya preparada a sus casas.
Los retos antes y después de la pandemia
Jovanna López, cofundadora de la organización “gente necesita Mercado de San Antonio”, Texas, que opera desde 2015 llevando comida a esa comunidad dijo que antes del COVID-19 estaban lidiando con muchos problemas para acceder a la comida.
“No había tiendas que aceptaran estampillas de comida. Teníamos que ir a otros lugares para obtener comida para la comunidad latina, negra, india e indocumentada”.
López dijo que era promotora alimentaria y que estaba conectada a la comunidad y con las organizaciones que les dan acceso a los alimentos. “El objetivo es crear acceso para frutas y verduras que es lo más saludable que nos dan en los bancos (de alimentos)”.
Antes de la pandemia, explicó que tenían problemas con la distribución, con ensaladas arruinadas y otras dificultades, que se agravaron con el covid-19.
“La gente estaba atrapada en sus apartamentos, no tenían transporte y gente que tenía problemas inmunológicos” .
Describió que “un señor de 85 años, su familia no lo veía y comía pan todo el día, trataba de conservarlo porque no sabía cuándo se le iba acabar”.
La activista dijo que entonces la comunidad se organizó y empezaron a prepara la comida para llevársela a sus casas.
Ahora distribuyen 5 mil cajas de productos cada semana desde el mes de junio y 150 familias se alimentan de otros fondos en los que pueden adquirir productos como huevos y arroz.
Admite que los bancos de comida no estaban preparados para esta crisis alimentaria lo mismo que la gente.
Hubo un edificio que se quedó sin comida un mes y medio, con personas que tenían problemas (médicos). Hicimos que los residentes iniciaran su propia coalición donde aprendieron a tener acceso a los recursos.
López admite que para mucha gente es difícil acceder a los recursos y las cajas de comida del banco de alimentos no es sostenible y que se necesitan más fondos.
Al menos se necesitarían unos 20 mil dólares para empezar con una pequeña granja comunitaria, la cual ofrecería vegetales o frutas frescas, comentó al referir en un proyecto que están trabajando con 4.2 acres en una granja urbana con cuatro agricultores.
“No tenemos apoyo del gobierno para las finanzas, pero tenemos organizaciones comunitarias que podrían ayudar para trabajar para cultivar pequeñas áreas”, comentó al hablar que grupos como Los Ángeles amarillos, afganos, bimanos están trabajando con su comunidad.