Oax.- Para los oaxaqueños, las celebraciones de noviembre, empezando con los días de muertos son una parte importante en la vida tradicional donde se reúnen familiares amigos y parientes a recordar a sus seres queridos que ya fallecieron, sin embargo este año estas festividades se vivirán de manera diferente debido a la crisis sanitaria que afecta no solo a este estado sino a todo el mundo.
Aunque para muchos oaxaqueños ya se volvió cotidiano el conocer o saber de alguien que se ha contagiado inclusive de algunas personas conocidas que han muerto, esto parece no importarles tanto y podemos ver por las calles a personas sin guardar los protocolos de sanidad como son la distancia prudente, el uso de cubrebocas y evitar aglomeraciones no obstante las recomendaciones que los sistemas de salud en la entidad han emitido.
Por su parte las autoridades han emitido diferentes recomendaciones y han suspendido diferentes actividades, por eso este año se cerraron los diferentes panteones de la ciudad de Oaxaca, tradicionales porque cada año se volvían punto de reunión para los deudos y también para los turistas nacionales e internacionales que llegaba a conocer las formas de celebrar esta temporada y muchos se contagiaban de la melancolía y bohemia y terminaban siendo parte de dichos festejos, porque aquí en Oaxaca como en muchas pares de la república mexicana a la muerte no se le teme, se le celebra.
El municipio de Oaxaca emitió un comunicado donde da a conocer las restricciones que habrá para esta temporada, lo que incluye no instalar puestos ambulantes para la venta de flores o para la venta del copal, los incensarios y demás accesorios, la venta de fruta está restringida solo a las zonas conocidas en los mercados lo que ha propiciado deferentes protestas de parte de los comerciantes quienes a pesar de las restricciones se atreven a instalar sus puestos.
Las calles de la ciudad lucen vacías sin ese colorido propio de la emporada, las personas buscan afanosamente el pan de muerto, la flor de cempaxúchitl, las velas y veladoras, las jícamas, las naranjas y mandarinas, nísperos y demás frutas que utilizaran en el altar erigido a sus familiares.
Los inspectores atentos buscan afanosamente a quien “confiscarles” su mercancía, y normalmente lo hacen violando los derechos elementales de quienes buscan de alguna manera paliar la crisis económica y salen a buscar el pan de cada día, sin importar los riesgos de contagios o protegidos raquíticamente con cubrebocas desgastados.
Este año será recordado como el año en que no se instalaron los vendedores ambulantes, que no se pudo llevar a cabo la romería tradicional para la compra de los insumos propios de la época, el colorido que llenaba las calles, colores rojos encendidos, amarillos vivos, y blancos de las flores de alcatraz o nubes, ese olor a copal que atraía a propios y extraños en una relación sentimental desconocida pero que se hermanaba en un abrazo solidario después de tres mezcales.
La crisis sanitaria seguirá galopando por las calles, ciudades y provincias del mundo entero, y en Oaxaca no será la excepción, por eso el año 2020 será recordado como el año en que no se realizaron ningunas festividades tradicionales a cielo abierto, y que tal vez el próximo año se puedan realizar, por el momento los tres panteones, de Santa Cruz Xoxocotlán, el panteón de San Miguel, o conocido como el Panteón General, el del Marquesado, el de San Martín Mexicapan, de Santa Lucia, y otros aledaños a la capital permanecerán cerrados hasta que pase la crisis, mientras tanto se ha permitido que las personas visiten a sus deudos antes que se cierren definitivamente sus puertas para evitar el riesgo de aglomeraciones.