México, 23 marzo (AIMX/Notistarz).- Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), hallaron entierros humanos asociados a la Intervención Francesa en el templo de San Javier, en el Centro Histórico de Puebla.
Este templo ha tenido diversos usos desde su construcción a mediados del siglo XVIII. Inicialmente fue la capilla de un colegio jesuita, y con el correr turbulento del siglo XIX fue parte de un hospital provisional, prisión e incluso escenario de la resistencia mexicana durante la Intervención Francesa.
Desde enero el INAH realiza acciones de salvamento arqueológico en este inmueble, donde se ha recuperado un grupo de entierros humanos, los cuales en su mayoría podrían estar relacionados con las epidemias decimonónicas y, especialmente, con la época de la invasión francesa y el imperio de Maximiliano de Habsburgo, entre 1862 y 1867.
Dicha hipótesis se plantea debido a la conjunción de datos arqueológicos, históricos y de antropología física, lograda por el carácter multidisciplinario del proyecto, informó el investigador del Centro INAH Puebla, Manuel Melgarejo Pérez.
De acuerdo con el arqueólogo, a partir del hallazgo de un individuo masculino que conserva un agujero de bala en el hueso iliaco izquierdo, así como el proyectil mismo que lo causó, se teoriza que el hombre falleció en plena guerra contra Francia.
A lo anterior se suman otros materiales descubiertos –suelas de zapatos, botones de ropa y una cruz de metal que una mujer debió portar como collar–, los cuales se estima corresponden a la segunda mitad del siglo XIX.
Sobre los restos del individuo con huella de bala, se cree que debió fallecer debido al impacto en el abdomen, “ya que seguramente atravesó órganos importantes, y por la época era poco probable que una persona sobreviviera con un proyectil dentro del cuerpo”.
Hasta ahora se han identificado seis entierros primarios y dos secundarios (uno con seis individuos y otro con catorce); de los seis depósitos primarios, cinco son masculinos y uno femenino.
Sobre las edades del grupo de entierros primarios, destaca que todos son adultos y, al menos, sobrepasaban los 25 años al momento de fallecer.
Otro contexto de interés es un depósito que contiene restos de individuos menores de 15 años, encontrado en el transepto norte del inmueble; una de las hipótesis plantea la posibilidad de que allí existiera un altar dedicado a un santo vinculado con la niñez.