Los Ángeles, Cal.- La vocación de Jessica Estrada como trabajadora médica esencial es ayudar a los pacientes y a la comunidad, así no le importa que en ocasiones trabaje de 10 a 12 horas días.
Y aunque a diario pone en riesgo su salud y la de su familia, al exponerse a personas con Covid-19, Estrada representa una ayuda invaluable para la comunidad latina y para el departamento de Obstetricia y Ginecología del Hospital White Memorial Medical Center.
Jessica Estrada, bilingüe de 29 años, hija de migrantes mexicanos. Después de graduarse de la High School en Montebello, California hizo un curso de un año en el Everest Collegue que tuvo un costo de 15 mil dólares y después realizó un interinato de un año en el Consultorio Dental Echo Park, donde le tocó trabajar muy duro porque tenía que realizar dos cargos diferentes al mismo tiempo percibiendo solo el sueldo mínimo, 9 dólares la hora, pero todo eso la preparó para ser contratada en marzo del 2017 en el departamento de Obstetricia y Ginecología del Hospital White Memorial Medical Center ubicado en el área latina de Boyle Heights.
“Ahí lo que hago es hacer las citas médicas de los pacientes, verificar sus aseguranzas, checar que las autorizaciones estén bien, de buscar los récords médicos si es que los necesitamos, yo los mando pedir, si ellos necesitan asistencia con papeleos también yo los ayudo”, explicó Jessica. “Además apoyo a las personas de afuera que quieren citas o cualquier consulta de otras clínicas que nos mandan pacientes, yo también me encargo de estarlos llamando para ver si van a venir a ver al médico, y de apoyarlos para que tengan todos sus récords listos”.
Expresó que en su área solo son dos empleadas, quienes tienen que atender un máximo de 120 pacientes al día, además de atender las constantes llamadas telefónicas entrantes.
Estrada dijo que hace falta más personal porque muchas veces el día no les alcanza para hacer todo lo que tienen que hacer y que la contratación de más empleadas sería de gran ayuda.
“Muchas veces es muy estresante, llega un momento en que veo el reloj y ya me quiero ir, pero eso es algo fugaz”, recalcó la joven trabajadora esencial. “Para mí lo importante, es asegurarme que los pacientes estén bien atendidos, que nos le haga falta nada porque realmente por lo que estamos ahí es para ayudar y servir a la comunidad, a la gente para que tengan un buen servicio porque las personas ponen su salud en nuestras manos, sí de los doctores, pero nosotras somos las que realmente traemos a los pacientes porque nosotras somos las que hacemos las citas”.
Informó que la falta de cobertura médica y los altos costos son una de las principales barreras que enfrentan muchos de sus pacientes ya que una consulta con el doctor tiene un valor de 85 dólares, además de lo que tendría que pagar si el médico lo manda al laboratorio para que le realicen diferentes exámenes, al final la persona saldría pagando entre 150 a 350 dólares, eso sin contar si va a necesitar algún ultrasonido o una biopsia.
“Casi la mayoría de las pacientes son latinas, gran parte de las mujeres son de bajos recursos y solo cuentan con un medical de emergencia, hay gente que tienen tumores , cáncer, de un cierto tipo y no los podemos atender ahí porque carecen de seguro médico o medical regular”, agregó Estrada. “Los costos de los servicios médicos son muy caros porque no contamos con ningún programa de ayuda por eso los tenemos que referir al condado pero allí se pueden tardar hasta 3 meses para darles una cita, lo que se me hace muy mal porque hay personas con una enfermedad terminal que ya vienen muy tarde porque no tienen dinero o un plan de salud”.
“Mucha gente no tiene documentos”, comentó. “Por eso aunque trabajan duro no tienen beneficios como uno de 6 u 8 semanas de pago por postparto o por incapacidad”, aseguró.
La trabajadora médica, reconoció que al principio de la pandemia pensó dejar el trabajo porque dijo no valía la pena arriesgar su vida y la de su familia por un sueldo de 1,300 dls quincenales y que lamentablemente es todavía poco para una familia grande como el de ella.
Sin embargo, recapacitó mejor las cosas al pensar que de todas maneras al quedarse en casa y no salir a su trabajo tiene que salir a la tienda y hacer cosas fuera de ella.
“De todos modos estamos en peligro”, dijo al indicar que ella por sus propios medios toma todas las precauciones para evitar ser contagiada.
En su despensa de cada semana lo primero que incluye son productos de limpieza y de higiene personal, sin faltar su gel antibacterial, mascarillas y productos desinfectantes en aerosoles y en toallitas, por eso recorre dos o tres tiendas de supermercado cada fin de semana por la mañana.
“En la clínica demasiadas pacientes salen positivas con el Covid, ellas han sido unas de las más afectadas con la pandemia”, aseveró al reconocer que no conoce a nadie de sus compañeras de trabajo que se haya enfermado por la pandemia.
“Al principio (de la pandemia) no teníamos mascarillas, no usábamos nada para protegernos, ni siquiera desinfectante para las manos, nos lo dieron después de 3 meses, sólo a las muchachas que meten a los pacientes a los cuartos, y los asisten les dan todo. Para nosotras que estamos atrás de una ventanilla no, porque supuestamente no tenemos mucho contacto con las personas”.
Estrada afirmó que especialmente en esta época difícil, la institución en la que trabaja les debería de dar mejor y mayores beneficios ya que son consideras como trabajadores esenciales.
Un reporte indica que se necesitan más de 54 mil médicos latinos en California. Aunque también reconoce la disparidad en salarios entre los trabajadores de la salud.
Para estrechar la disparidad entre los trabajadores de salud latinos se ha puesto en marcha una campaña llamada “Tu Nuevo Futuro” para reclutar trabajadores de salud bilingües que gratuito y es para los primeros mil que se inscriban.
Para más información de este programa visitando www.tunuevofuturo.com para inscribirse o llamando al 1 (855) 463-8580.