Los Ángeles, Cal.- Motivado en la década de los 80’s por el programa televisivo “Emergencia 51”, que retrataba la acción de los paramédicos angelinos, Medardo Juárez a la edad de 15 años supo que lo quería en la vida era ser bombero.
Ahora, este michoacano de nacimiento tiene 52 años, 35 de ellos sirviendo a la comunidad, primero en el departamento forestal del estado en Bakersfield y el federal, y luego como bombero del condado.
“Desde chiquillo me fascinaba apagar los fuegos, y ahorita estoy orgullosamente trabajando para el condado de Los Ángeles en la estación de bomberos número 16 que esta en Compton, entre la Firestone, en medio de la Florencia, área incorporada al condado de Los Ángeles”.
“Trabajo ahí desde junio primero, antes llevando a los presos a los incendios que se ven en las montañas. Ahora, otra vez aquí en la estación de bomberos”, comentó durante una entrevista en la estación de bomberos de la división VI en la ciudad de Huntington Park.
Medardo a quien sus colegas le dicen Mickey, reveló que únicamente como bombero del condado de Los Ángeles lleva 24 años, mismos años que comparte con sus compañeros como una gran familia y para quienes lo más importante es servir a la comunidad, aunque ahora necesitan de ella para poder tener los fondos necesarios para poder seguir operando mucho mejor y acorde a los tiempos actuales.
“Siempre damos el 100 por ciento, pero a veces, hay faltas, porque no tenemos los recursos” explica.
Y es que en los últimos 10 años, en el departamento de bomberos, se ha incrementado un 50% las llamadas de emergencia, siendo la mayoría de ellas relacionadas a emergencias médicas como ataques cardiacos, derrames cerebrales y accidentes de autos.
En contra parte hay menos de 5 por ciento de aumento en la cantidad de paramédicos disponibles y muchos de sus equipos como el de comunicaciones que se usan para la respuestas a emergencias tienen 30 años de ser obsoletos.
También, algunos de los camiones y vehículos para emergencia y rescate tienen más de 20 años de antigüedad y es costoso repararlos y mantenerlos.
Muchas de las veces los edificios están tan viejos que presentan muchas inconveniencias para que los bomberos trabajen, incluso ellos mismos han tenido que trabajar en las reparaciones de sus estaciones a las que consideran como su hogar.
Ese el caso de la estación de Huntington Park, cuyos problemas han hecho que sus propios bomberos tengan que reparar pisos y tuberías, además de que es evidente el mal estado de su cocina que funciona con equipo viejo, así como de otras áreas que necesitan reparaciones o equipo en buen estado.
“Nosotros de nuestro dinero compramos las televisiones, la comida, las máquinas para hacer ejercicio, el acceso a Internet”, señaló Juárez.
Incluso la lavadora y la secadora que ellos necesariamente ocupan las compraron ellos, aseguró Rosemary M. Vivero representante de Servicios Comunitarios de la Centra de Operaciones Regional del departamento de Bomberos de la División IV.
Rosemary comentó que los bomberos tienen que lavar su ropa antes de irse a sus casas para no mezclarlas con la de su familia.
“La mayoría de los bomberos que regresaban a sus casas traían químicos. Lo que descubrieron es que los bomberos cada vez que van a pagar los fuegos ellos están llenos de químicos y esos químicos los están llevando a sus casas. La mayoría de estos bomberos están contrayendo cáncer de próstata y en pulmones, y lo que estaban haciendo era llevando estas enfermedades a su hogar”, reveló la trabajadora comunitaria.
“Y aunque la mayoría de muertes (de bomberos) son por suicidios, también han muerto por cáncer. A las mujeres les han dado mucho cáncer y no han encontrado el porqué, piensan que el cuerpo de la mujer absorbe más el cáncer de pecho y de los ovarios, de hecho no llegan al tiempo del retiro cuando las mujeres bomberas ya tienen el cáncer”, comentó Vivero.
“Una cosa como una lavadora o una secadora, hace la diferencia. Y el condado dice: ‘pues que lo compren ellos. Los zapatos, los uniformes, todo eso se llena de veneno”, comentó.
Para Juárez tan solo un equipo de lavadora y secadora es indispensables, “mientras más químicos absorbemos por la piel, más enfermedades nos pegan y estamos mucho más expuestos”, señaló.
Las necesidades de recursos son grandes para mantener el servicio para el público
“Atender al público para nosotros es lo más importante y si nos faltan recursos entonces el servicio baja y si el servicio baja, entonces, la comunidad sufre también. Si podemos recaudar esos fondos que se ocupan para poder hacer nuestro trabajo, entonces, nuestras comunidades serán más seguras porque podremos llegar a cualquier emergencia a tiempo.
Nosotros somos una oficina que está abierta las 24 horas, todos los 7 días de la semana y tenemos que funcionar así”, dijo el bombero.
Y consideró que lo que se ocupa es más personal. “Con más personal, nos ponen menos presiones en el trabajo, y si podemos agarrar más bomberos y paramédicos en el trabajo, entonces, podemos ver que el servicio se podrá mantener en un nivel máximo (optimo), el cual es el que queremos darle a la comunidad”.
Para lograr los fondos que ellos necesitan están proponiendo la Medida FD, una medida local de impuestos a las parcelas que se pondrá en la boleta electoral del próximo 3 de marzo que propone un impuesto de 6 centavos por pie cuadrado de mejoras a la propiedad, con lo que se generarían $134 millones por año.
Con esos recursos podrían contratar más bomberos y paramédicos, y reemplazar y actualizar los sistemas de comunicaciones de emergencia obsoletos y los viejos vehículos y equipos de rescate.
“Queremos pedirle a la comunidad que voten a favor, porque los fondos son para que podamos funcionar todos con el máximo que podamos” pronunció Juárez.
Apagando los cada vez más frecuentes y devastadores fuegos en las montañas
El año pasado, el bombero, trabajo junto con grupos de presos abriendo brecha o guarda rayas en los incendios de las montañas para separar el incendio.
“En cada cuadrilla eran 12 y a veces 10, y en un equipo son dos cuadriles que van juntos, así que somos de 20 a 24 y con esos vamos trabajando 24 horas sin parar. Podemos estar 14 días trabajando, pero nos tienen que dar quebrada y también a los presos, que para mí no son presos, porque cuando ellos están en el terreno, su estatus ya no existe, para mí, ya son bomberos, porque hacen el mismo trabajo que nosotros hacemos y lo hacen perfectamente bien”, consideró.
Al mismo tiempo, este hispano dijo que actualmente es importante que los paramédicos hablen el español, puesto que en todas las ciudades del condado lo hablan.
“Se requiere, porque mucha gente no habla inglés. Aquí en esta estación hay muchachos que no hablan fluido el español, pero saben lo básico: como comunicarse con las personas para brindarles los primeros auxilios”.
Los bomberos y paramédicos ofrecen respuesta de emergencia a través del 911 en 58 ciudades del condado y en todas las áreas no incorporadas.
Su labor va más allá de salvar vidas
A lo largo de sus 24 años de trabajo como bombero, Juarez, ha sido parte de miles de historias afectadas por una emergencia y aunque muchas de ellas las quisiera borrar de su memoria, otras las guarda con gran sentimiento.
En una navidad, narró que a una familia se le quemó su arbolito que estaba en la parte baja de su vivienda de dos pisos.
“El papá salvo a todos, al final se tiró de un brinco y se lastimó gravemente. Nosotros les dimos ayuda de la estación de bomberos. Les dimos dinero, ayudamos con el equipo que perdió en su trabajo y le ayudamos con su vehículo y con eso esa familia salió adelante porque ellos no tenían ninguna aseguranza.
El señor eran muy trabajador porque lo veíamos diariamente pasar por la estación con su maleta de herramienta y con su hijo a un lado porque lo llevaba a la escuela.”
Conmovido y con la voz entre cortada y los ojos rojos a punto de soltar lagrimas por el recuerdo de ese caso dijo “eso fue como hace 7 años; eso fue en la estación número 16 y entre todos ayudamos a la familia”.
Para este bombero quien fue traído por sus padres de Michoacán a los tres meses de nacido y luego a los 4 años de manera permanente porque su papá fue parte del programa braceros recolectando manzana y uva en los campos de California, los bomberos no son inmunes a las tragedias y no solo hacen su trabajo sino que van más allá.
“La máquina de bomberos sale a la comunidad a dar regalos, a llevar a Santa Claus o hacer presentaciones en las escuelas, enseñándoles a los niños lo básico, -cuando sufren un percance con el fuego-, para que ellos sepan qué hacer en determinado momento al enfrentar un incidente”.
Aclaró que los regalos que dan a los niños no son comprados por ellos sino colectados entre la comunidad para ayudar a gente de la misma comunidad pero más necesitada.
“Hay mucha gente que le gusta llegar a la estación y llevar regalos, porque saben que nosotros se los damos directamente a los niños”.
La relación dentro de las estaciones es una hermandad
El compromiso de los bomberos es tanto fuera de su estación como dentro de ella y así como tienen turnos para hacer la comida para todos e ir de compras para bastecer su despensa, también tienen tareas dentro de su estación como hacer la limpieza y asistir a cursos y prácticas para estar actualizados y responder rápidamente a las llamadas de auxilio.
Pero, mientras están alertas para acudir a las llamadas del 911, están charlando u bromeando para pasar el día, dijo Juárez, al comentar que eso lo toman como terapia.
“Aquí, cuando estamos en la estación, estamos bromeando, es como terapia estar hablando o riéndonos unos u otros; si algo chistoso pasó cuando hay una emergencia, lo revivimos para bajar nuestro estrés o ansiedad”.
Y precisamente esos altos niveles de ansiedad y depresión ha llevado a muchos al suicido. Tan solo el año pasado murieron ocho en el condado de Los Ángeles, son más muertes por esa causa que por los incendios que combaten.
“Yo nunca lo había pensado, pero últimamente he visto muchos de mis compañeros de trabajo que se han quitado la vida, para mí eso es muy serio. Yo he visto que la presión del trabajo y de lo que hemos visto y de las situaciones, se nos queda en la mente y no podemos salir de eso; aquí no lo podemos decir por pena y como muchos piensan que no nos pasan esas cosas porque nos ven grandes o fuertes, pero somos seres humanos y también nos afectan las cosas”, indicó Juárez, quien tomó clases de salud mental para poder ayudar a sus compañeros.
Medardo Juárez vive en Riverside, California, con su esposa y sus tres hijos. Es bombero ingeniero –maneja la máquina de las mangueras- y recientemente hizo su examen para ser promovido como capitán de bomberos. Su hijo mayor quiere seguirle sus pasos como bombero, al servicio de la comunidad.