Desde pequeña, Ester Mendez empezó a sentir el racismo en la escuela por parte de los papás de sus amiguitas y de los maestros, lo que la hizo abrazar sus orígenes zapotecas y empoderarse para estudiar la carrera de leyes, de la cual está a punto de graduarse.
“Cuando cursaba el sexto grado, los papás de mi mejor amiga de piel blanca le prohibieron juntarse con la “indita”. Y por mi condición de hija de inmigrantes oaxaqueños de la zona zapoteca, los maestros pensaban que yo no tenía suficiente intelecto para sobresalir como estudiante.
“Pronto descubrí que la sangre indígena me condenó al racismo”, expresó Mendez. “Sentí muy feo cuando mi amiga me dijo lo que opinaban sus papás, de cómo se referían a mi. Fue despectivo”.
Hija de padres oaxaqueños nacida en Los Ángeles, Mendez dijo que después de eso, empezó a analizar a su alrededor y entender que las otras comunidades no consideran a la oaxaqueña como parte de la mexicana.
La estudiante, quien en un tiempo vivió y sufrió adversidades como el alcoholismo y drogas, dijo que prefiere que la identifiquen como zapoteca.
“A los oaxaqueños no nos miran como mexicanos”, añadió. “Somos indígenas. Yo no me siento como latina, no me siento a gusto cuando me llaman latina porque siento esa palabra como muy grande y creo que no me da identidad”.
“A los que me preguntan, les digo en inglés que soy zapoteca-indígena con mucho orgullo porque, para mi, el término latino es una categoría que abarca a residentes de muchos países y no me siento latina. Soy zapoteca”.
Agregó que la comunidad indígena debe ser respetada como tal por sus tradiciones, gastronomía, cultura y sabiduría.
“Además”, añadió, “tenemos muchos lenguajes y muchas expresiones, ¿por qué nos incluyen dentro de la comunidad latina? Esa categoría no nos representa porque todavía existimos, todavía tenemos nuestra civilización, todavía hablamos zapoteco, todavía tenemos nuestra cultura”.
Aunque Mendez no ha sido atacada físicamente por motivos racistas, forma parte de una etnia minoritaria constantemente discriminada de manera individual o colectiva.
En 2022 salió a la luz el audio de una conversación entre concejales de la ciudad Nury Martínez, Gil Cedillo y Kevin De León y el jefe de la Federación del Trabajo del condado de Los Ángeles en la que, entre otros sentimientos alarmantes, se hacían claros e indefendibles comentarios anti oaxaqueños.
Y ese escándalo caló mucho a Mendez, que lleva casi toda una vida sintiéndose “menos”, discriminada, insultada y sufriendo de racismo.
“Honestamente no respeto la manera en la que opinaron los entonces concejales, creo que fueron comentarios ignorantes y lo único que pasó es que crearon más divisiones entre comunidades. Ahora nuestra comunidad y la afro descendiente tenemos menos confianza en nuestros representantes por ese tipo de comentarios”, opinó.
Como indígena-estadounidense, agregó, se siente triste, indignada y discriminada que aun exista el racismo.
“Yo me sentí discriminada como oaxaqueña. Obviamente no me gusta escuchar eso. Desde niña me siento discriminada. Y ya a punto de graduarme sigue ese sentimiento racista contra nuestra comunidad. No ha cambiado nada en décadas. Es triste.
“Pero por otro lado, aunque fueron racistas y nos discriminaron, hay que recordar que fueron políticos que ayudaron a la comunidad inmigrante. Ahora ¿quien abogará por los inmigrantes? Y cómo nos aseguramos que los próximos concejales ayudarán a nuestra comunidad? Lamentablemente hay mucha desconfianza”, dijo Mendez.
Recomienda terapias psicológicas en familia
Elisa Jimenez, directora de California Mental Health Connection, opinó que para evitar traumas y resentimientos en las víctimas de racismo, recomienda que todos los miembros de la familia tomen terapias psicológicas.
“Es difícil ser víctima de racismo, eso causa muchos traumas”, dijo. “Muchos niños y jóvenes de primera y segunda generación de inmigrantes, en este caso, oaxaqueños están arrastrando problemas psicológicos transmitidos por los padres. Lo ideal es tomar terapias familiares”.
Pero dijo, que el problema del racismo es muy intenso en un país donde se supone que es ilegal.
“Los inmigrantes no traen el racismo, son víctimas del racismo, similar a lo que sufren los afroamericanos, entonces creo que por la parte de las víctimas, la tarea es sanar los traumas en beneficio de las nuevas generaciones
Discriminación causa el mismo dolor que un ataque
Por su parte, la subdirectora de Iniciativas Estratégicas y Asuntos Externos del Departamento de Derechos Civiles de California (CRD), Becky L. Monroe, dijo que el racismo no se denuncia ni se mide igual ante la ley si no hay agresiones o amenazas, pero causa el mismo dolor que los crímenes e incidentes de odio.
“Las víctimas se sienten atacadas”, manifestó. “Es posible que los actos o incidentes de odio o racismo no violen la ley, pero siguen siendo profundamente dañinos”.
Agregó que el CRD trabaja en combatir la discriminación en el empleo, escuelas, la vivienda, los lugares públicos y los negocios.
“Las personas que son víctimas del odio y la discriminación que son acosadas por su discapacidad, género, nacionalidad, raza, religión u orientación sexual muchas veces no se denuncian”, comentó. “Los crímenes de odio van en aumento. Lamentablemente por esa razón no queda registro de nada”.
Los reportes a la línea directa CA vs Hate, se pueden realizar de forma anónima llamando al (833) 866-4283 o al 833-8-NO-HATE, de lunes a viernes de 9 a. m. a 6 p. m.
Información adicional en: https://www.cavshate.org/ (eligiendo español como idioma)
Nota: Este informe es parte de la serie de trabajos que desarrolla Impulso Newspaper con Stop The Hate (STH), gracias a la financiación proporcionada por el Estado de California y administrado por la Biblioteca del Estado de California (CSL) en asociación con el Departamento de Servicios Sociales de California y la Comisión de Asuntos Estadounidenses de las Islas Asiáticas y del Pacífico de California (CAPIAA).