La amiga de JC, un hombre que sufrió secuestro exprés y golpiza por ser supuestamente abiertamente de la comunidad LGBTQ, y un usuario de la línea roja de El Metro que fue hostigado sexualmente, denunciaron que aunque piden auxilio o reportan denuncias a los servicios de ayuda, no se resuelven los casos.
“Mi amigo casi muere porque cuando llamó al 211 le colgaron porque creyeron que se trataba de una broma. No es que sea mal servicio, simple y sencillamente no le tomaron la importancia”, dijo Cristina Ramírez, amiga de JC, de quien no se proporciona el nombre y más detalles porque el caso está bajo investigación.
Explicó que el secuestro exprés ocurrió el pasado 29 de marzo cometido por unos seis atacantes, entre ellos un afroamericano y un hombre blanco, quienes le raparon la cabeza, le cortaron las cejas y las pestañas.
“Los maleantes amagaron a punto de pistola a mi amigo y orinaron sobre él, y lo sometieron a tortura, jugaron de una manera muy baja con él. Lo obligaron a llamar al 211 y al Departamento de Salud Mental, y lo obligaron a decir cosas estúpidas, como que estaba loco. Mi amigo me cuenta que el solo repetía lo que le decían que dijera mientras lo golpeaban, entonces dijo cosas que ni es, ni quiso decir.
“Por eso los del 211 creyeron que se trataba de una broma y le colgaron”, agregó Ramírez. “Pero no tuvieron la capacidad de detectar si se trataba de algo real o una broma por el tono de voz”.
La presentadora de Crónicas de Oaxacalifornia en Facebook dijo que la víctima permaneció unas seis horas en el hospital a donde ella misma lo llevó minutos después de que los maleantes lo soltaron.
“Recurrió a mí por ayuda. Lo llevé al hospital donde le tuvieron que poner morfina por un dolor intenso que tenía. Me dijeron que estaba muy mal, que podía haber tenido un derrame cerebral.
“Afortunadamente no mataron a mi amigo”, expresó. “Hasta el momento no podemos dar mucha información porque la policía pidió discreción, pero definitivamente eso fue un acto de odio por su condición homosexual”.
Aumentan crímenes de odio por orientación sexual
Los crímenes de odio por orientación sexual que fueron denunciados aumentaron por tercer año consecutivo, un 20 por ciento, de 143 en 2021 a 171 en 2022, según el reporte anual de la Comisión de Relaciones Humanas del Condado de Los Ángeles.
En 2022 se cometieron el mayor número de delitos homófobos denunciados. Las víctimas son abrumadoramente hombres homosexuales (81 por ciento).
En cuanto a raza y etnicidad, los latinos fueron el grupo más grande de víctimas (48 por ciento) que fueron objeto de delitos de odio por orientación sexual. Esto representó un aumento del 30 por ciento, de 54 a 70.
Inseguridad en el Metro
El ex usuario de El Metro, Jair Montiel, compartió que hace tres años fue hostigado sexualmente por un hombre en la línea Roja y que denunció los hechos al servicio de quejas del transporte, pero aparentemente el no pasó nada porque el mismo sujeto sigue molestando a muchos otros hombres que usan el servicio.
“Es un hombre conocido por acosador de hombres en esta línea del tren, a mí me ha tocado ver que se sube en la estación de la Vermont y la Wilshire. Desde hace más de 15 años lo vemos acosando a los hombres”.
Dijo que aunque lo reconoce físicamente, no sabe el nombre del acosador.
“Parece que tiene problemas mentales”, comentó.
Desgraciadamente, contó Montiel, hace tres años él fue el objetivo del hombre justo cuando usó el servicio para evitar el tráfico de la ciudad.
“Usaba el metro antes, pero por la inseguridad, deje de hacerlo. Pero hace tres años usé el tren de nuevo, y ¿cuál fue mi sorpresa? volví a ver al mismo hombre acosador, pero no sólo eso, me estuvo acosando, y llegó a acercarse de manera provocativa y evidentemente con intenciones sexuales.
“No me pescó en curva, me preparé mentalmente y rápidamente lo empuje marcando mi espacio”, dijo. “A ese hombre le gustan los hombres y molesta, sobre todo a los jóvenes”.
Montiel dijo que lo denunció al número que en el mismo Metro proporciona para reportar quejas, pero el hombre sigue haciendo de las suyas como si nada.
“Lo reporte a la línea del Metro y lo único que realmente dan, es como ayuda psicológica, atienden muy bien, pero no hay acción para detener al hombre. A mí no me afectó psicológicamente, pero me hubiera gustado que prohibieran, al menos, a ese hombre, subirse a El Metro”, comentó.
Dijo que el tipo sigue suelto.
“Incluso, hace tres meses llegó como cliente al restaurante donde trabajo, pero quería la comida regalada. Como que anda deambulando por toda la ciudad. Tal parece que en el Metro nunca checan las cámaras de los vagones, por que no se dan cuenta de lo que sucede y reportamos dentro del tren?”.
La víctima denunció los actos no solo por él, sino para contribuir a limpiar la imagen del sistema de transporte y para evitar que otros jóvenes sean acosados por el mismo hombre.
“No me gustaría que otras personas pasen por lo mismo, si lo hace conmigo, lo va a intentar con todo mundo”, añadió. “Imagínate que le pase eso a un turistas o a una persona recién llegada al país que no sepan cómo evadir una situación de acoso”.
Montiel opina que los actos de los acosadores pueden terminar en tragedias.
“Que tal si una víctima reacciona mal contra un sujeto como ese, si lo avienta y se pega en la cabeza, de quien es la culpa? Van a culpar a la persona que rechazó al acosador.
“Ese tipo de acosadores, homeless o con problemas mentales que abordan el tren ponen en riesgo a las personas que se ven en la necesidad del transporte público y que pueden ser víctimas, incluso morir, o que los pongan en la cárcel por defenderse.
“Pero que pasa, lamentablemente, no hay acción a nuestras quejas. No pasa nada”, señaló. “Estoy hablando de un solo acosador que puedo identificar, pero en el Metro hay muchos acosadores”.
Denuncia el odio llamando al (833) 866-4283 o al 833-8-NO-HATE, se pueden realizar de forma anónima de lunes a viernes de 9 a.m. a 6 p.m.
Información adicional en: https://www.cavshate.org/ (eligiendo español como idioma)
Nota: Este informe es parte de la serie de trabajos que desarrolla Impulso Newspaper con Stop The Hate (STH), gracias a la financiación proporcionada por el Estado de California y administrado por la Biblioteca del Estado de California (CSL) en asociación con el Departamento de Servicios Sociales de California y la Comisión de Asuntos Estadounidenses de las Islas Asiáticas y del Pacífico de California (CAPIAA).