- Trabajador inmigrante ha enfrentado robo de salario, discriminación y racismo por ser indígena
Los Ángeles, Ca.- Con resiliencia, optimismo, trabajo duro y amor familiar es como ha enfrentado la discriminación, racismo, el robo de salario y los ataques de odio que ha sufrido durante varios años en el sur de California, es un hombre de 58 años de edad y originario de Santiago Matatlán Tlacolula en Oaxaca, México a quien llamaremos José para proteger su privacidad y quien pese a la adversidad ha formado su propio negocio.
“Cuando empecé a trabajar en 1996 en el diseño de jardines para un gabacho que tenía un contrato de trabajo con la ciudad de Los Ángeles y otro para limpiar los jardínes de las casas de las montañas sufrí mucho maltrato y discriminación”, señaló el inmigrante indígena. “En ese tiempo los güeros eran muy racistas”.
José, quien domina el idioma zapoteco, el inglés y habla poco español, expresó que en el 2001el contratista para quien trabajaba decidió retirarse del negocio, no sin antes decirle que si quería podía sacar su licencia como contratista porque ya había aprendido todo el oficio, agregó que fue así que se independizó, pero al mismo tiempo empezó a tener más problemas.
“Los gabachos no querían pagar por el trabajo, se batallaba mucho para que lo hicieran”, subrayó. “Yo tenía un ayudante que no hablaba inglés y uno de los clientes le gritó muy feo y lo insultó a él y a todos los mexicanos, y yo me enojé y lo defendí y le cuestioné porque era tan racista si no estábamos robando nada, que estábamos haciendo el trabajo y sólo así se calmó”.
“En otra ocasión que estábamos trabajando en un jardín de una casa grande en el área de Hollywood Hills”, recordó José. “El vecino de al lado, una persona blanca, no nos quería allí, entonces él me echo agua de la llave, me mojo todo, me escupió en la cara, me quiso pegar, me maltrató a tal grado que mi hijo, quien trabaja conmigo, le llamó a la policía y cuando llegaron los oficiales, él negó todo y rechazó haberme atacado y cuando los policías me preguntaron si quería que lo detuvieran yo ya no hice nada, ni levantar un reporte, porque no me gustaba hacer problemas sólo les dije que quería paz aunque tengo fotos de lo sucedido”.
Explicó además que su cliente, el dueño de esa casa, por lo general está ausente cuando ellos van a trabajar en sus jardínes pero que cuando se enteró de lo sucedido (en Abril de 2022), se molestó con su vecino a quien calificó de racista.
José mencionó que ese vecino argumentó que le molestaba que él usara la sopladora de gasolina, “entonces para ya no tener problemas con esa persona ya no uso las máquinas para trabajar en esa área cada vez que voy, que es una vez a la semana, lo hago de forma manual y uso la escoba para barrer”.
Señaló que otro de los abusos que ha tenido que enfrentar como contratista independiente, es el caso de una familia de armenios que residen en Hollywood Hills donde después de hacer el trabajo en el jardín, lo engañaron pagándole con cheques sin fondos.
Y como si eso fuera poco, expresó que otra pareja de armenios que vivían en la misma área, le pidieron que diseñará el jardín, pero agregó que debido a experiencias anteriores “les pedí que me pagarán antes para poder continuar trabajando y sembrar las flores pero se negaron a pagar y empezaron a insultarme por lo que llamé a la policía y los oficiales me dijeron que regresará las plantas a la tienda porque esos señores son muy racistas y siempre les hacen eso a los trabajadores mexicanos”.
José también recordó que otra señora originaria de España que vive en el área de Sunset Blvd. y Brentwood, lo hizo perder alrededor de 900 dólares porque no le quiso pagar por su trabajo, ni por las flores que había adquirido para plantarlas en el jardín como le había indicado su entonces clienta, y agregó que no sólo perdió su dinero y su tiempo sino que ella también lo insultó a gritos a él y a todos los mexicanos.
“Pero lo peor y lo último que me sucedió fue hace poco, el 13 de Junio pasado, la hija de una de mis clientas compró una casa en la zona de Beverly Glen y siempre me pedía que fuera a trabajar en su jardín, yo no quería hacerlo pero me insistió mucho que accedí a ir y después de que ella aceptó el presupuesto que le dí conforme al trabajo que específico en ese momento”, afirmó. “Pero cada vez que iba ella pedía más y más cosas entonces le dije que me iba a tener que pagar más por todo el trabajo extra y ella dijo que sí, pero no hicimos ningún contrato de trabajo firmado”.
“Al último ya cuando estaba por terminar me dijo que quería que le cortara un árbol grande y que si no lo hacía no me iba a pagar nada y se trataba de un trabajo grande”, recalcó José. “Yo le dije que eso no estaba acordado, y ellas (la mamá y la hija) dijeron que me iban a pagar pero después que lo hiciera, entonces de prisa yo puse la escalera en el árbol en cuestión y cuando ya estaba listo para cortarlo, la escalera se ladeó y no pude controlarme y caí de una altura de 12 pies y mi cabeza y la espalda se golpearon contra el tronco de un árbol, las dos fueron testigos de lo que sucedió pero en lugar de ayudarme entraron corriendo a la casa para no decir nada”.
Aseveró que en ese momento no sintió nada y tampoco quería causar problemas por lo que terminaron el trabajo, cobro y se fue a su casa.
“Pero al tercer día empecé a sentir un fuerte dolor y fuí al doctor que me mandó hacer varios estudios clínicos” resaltó José. “Y ahora voy a tener una cita con el especialista de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles) para saber si voy a necesitar cirugías, ya que al parecer tengo fracturas y lesiones en el cuello y en la espalda, porque no podía ni moverme y ahora solo voy a supervisar a los trabajadores”, agregó que todos los gastos médicos derribados de este incidente laboral han estado corriendo por su cuenta.
En este punto su esposa, la señora Martha quien siempre está a su lado para apoyarlo dijo que lo que le hicieron esas señoras a su esposo fue “una gran humillación porque no tenían que condicionarle su pago” y añadió que hasta el momento no han recibido ninguna ayuda por parte de ellas.
José recordó además que antes de trabajar en el diseño de jardínes, cuando recién llegó a Estados Unidos en 1984 sufrió de mucha discriminación y de racismo, pero reconoció que en esos tiempos él, al igual que la mayoría de los oaxaqueños, era muy tímido y por eso los humillaban mucho y se aprovechaban de ellos incluso sus mismos paisanos que eran dueños de negocios.
“En ese tiempo empecé trabajando como lavaplatos en un restaurante de comida mexicana que se llamaba Casa Escobar en Marina del Rey y los dueños que eran también mexicanos no les gustaba que yo hablara zapoteco, me decían que mientras estuviera allí no usara ese idioma”, comentó. “Había una discriminación muy fea porque incluso los cocineros que eran nuestros paisanos no querían cocinar para nosotros y los propietarios del negocio querían que nos comiéramos los alimentos que dejaban los clientes”.
Comentó que fue hasta después que comenzó a cambiar y a defenderse más porque un ‘gringo’ le dijo que Estados Unidos es un país de inmigrantes y que todos tienen derechos, que no tuviera miedo, ni pena.
“Fue así que empecé a mirar que había mucha gente de otras naciones que hablaban idiomas diferentes como chino, japonés, armenio y otros más, entonces yo empecé a hablar más zapoteco porque en mi familia es lo que se habla porque mi mamá no habla español”, agregó José. “Aunque ahora ya aprendimos inglés y un poquito de español. Y sí es cierto, ahora estamos triunfando en este país”.
Expresó que después del restaurante Casa Escobar, estuvo trabajando en una pizzería donde sufrió malos tratos por parte de los dueños que eran armenios.
“Ellos siempre prometían pagar pero no pagaban el salario que ofrecían en un principio”, añadió que debido al robo salarial y a la discriminación de que era objeto decidió cambiar de trabajo y aclaró que ni él, ni ninguno de sus compañeros demandó a esa empresa por esos abusos.
Luego de cambiar un par de veces más de trabajo, fue que comenzó a trabajar con el ‘gringo’ dueño de la empresa de diseño de jardínes mencionada inicialmente donde después obtuvo el puesto de supervisor.
“Al principio él quiso ser racista conmigo y mis paisanos oaxaqueños, trató de aprovecharse de nosotros, pero me defendí mucho y a mis compañeros también”, recalcó. “Quería que trabajáramos horas extras, pero no las quería pagar, entonces hablé con él y aceptó pagarnos debidamente y empezó a tratarnos con respeto y me enseñó todo el negocio”, dijo el trabajador oaxaqueño.
Este recurso cuenta con el apoyo total o parcial de fondos proporcionados por el Estado de California, administrado por la California State Library en asociación con el California Department of Social Services y la California Commission on Asian and Pacific Islander American Affairs como parte del programa Stop the Hate . Para denunciar un incidente de odio o un delito de odio y obtener ayuda, visite CA vs Hate
NOTA:Este contenido es apoyado a través de fondos administrados por Latino Media Collaborative.