Por Alexandra Lozano (Abogada de Inmigración)
El pasado mes de mayo finalizó el llamado Título 42, que evitaba la entrada a los Estados Unidos a inmigrantes que querían pedir el asilo o convertirse en refugiados. Aunque esto en sí resultó una buena noticia, ya que ponía fin a una política que hacía peligrar la vida de miles de personas, las nuevas medidas empleadas por el gobierno de Joe Biden no solucionan el problema de raíz.
Este mes celebramos el Orgullo Gay. Pero esto no parece haber llegado a nuestra frontera sur, donde cientos de personas de la comunidad LGBTQ+ siguen siendo rechazadas para lograr un visado de refugiados. Estas personas huyen de la violencia y un entorno hostil. En muchos casos, especialmente en el de las mujeres transexuales, su vida corre peligro en sus países de orígen. Brasil batió el triste récord de asesinatos de mujeres trans en Latinoamérica, con 96 mujeres trans muertas, mientras que en México se asesinó a 56 el mismo año.
Aunque el gobierno de Biden asegura haber puesto en marcha una serie de medidas para garantizar que todos los demandantes sean atendidos, en la práctica es mucho más complejo. Según las nuevas medidas, cualquier migrante que no venga de México y no pueda demostrar que ha pedido asilo en un tercer país, será rechazado al llegar a la frontera.
El gobierno de Biden asegura que ha puesto en marcha una serie de mecanismos para ayudar a los migrantes a pedir asilo, como una aplicación de internet, que según los activistas a favor de la inmigración es muy difícil de usar y tiene muchos problemas. Por eso, muchas de las personas LGBTQ+ no pueden correr el riesgo de esperar a obtener una cita o comenzar el proceso en sus propios países a través de una aplicación que en muchos casos no está en su idioma (solo está en ingles, español y creole haitiano). La comunidad gay de América Latina no es solo una minoría que sufre, y en muchos casos muere, a causa de la homofobia – en Estados Unidos, se convierten en residentes ejemplares, que abren negocios y participan en la economía del país. También repercuten positivamente en sus países de orígen, al mandar remesas a sus familiares, lo que a su vez también mejora la situación económica de su entorno.
Por eso muchos están arriesgándose a cruzar ilegalmente la frontera sin esperar a obtener una cita – algo que está reconocido por el derecho internacional – por lo que según las nuevas medidas de Biden no podrán pedir refugio ni asilo. El gobierno debe preparar a los agentes fronterizos a reconocer a las minorías en peligro y poner en marcha un protocolo de asilo para aquéllos migrantes en peligro extremo en sus países de origen.
Este mes del Orgullo Gay Estados Unidos y su gobierno debe recordar también que las protecciones de las que goza la comunidad LGBTQ+ en este país también se deben extender a los solicitantes de asilo, que muchas veces huyen de la violencia en sus países.