sábado, diciembre 21, 2024
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Desde el callejón del cáncer en Luisiana hasta el río LA, activistas ambientales luchan por cambios en sus comunidades

  • El cambio climático, que nos afecta a todos, no fue parte del tema electoral en las recientes elecciones y es un tema que podría determinar el clima durante el próximo millón de años, según el experto Bill McKibben, fundador de Third Act.

Los Ángeles, Cal.- Desde la lucha dentro del callejón del cáncer en Luisiana, pasando por la terrible devastación de miles de árboles por el huracán Helene en Carolina del Norte, hasta el gran proyecto ambiental del Río de Los Ángeles, activistas ambientalistas están luchando por mejorar sus comunidades.

Durante una video conferencia organizada por Ethnic Media Services el pasado viernes 01 de noviembre, sobre el cambio climático, que es uno de los problemas más graves a los que se enfrenta la nación y el planeta, lideres comunitarios mencionaron sus luchas para avanzar hacia la eliminación de los problemas ambientales actuales que aquejan a sus comunidades.

 Y es que en los últimos seis meses, el mundo ha sido testigo directo de esta amenaza, con las lluvias torrenciales que han asolado Europa y Bangladesh. Más cerca de nosotros, millones de personas siguen intentando recuperarse de los estragos causados por los huracanes Helene y Milton.

Sin embargo, los candidatos presidenciales han ignorado en gran medida esta cuestión durante la campaña electoral. Y los votantes han señalado la economía y la seguridad fronteriza como sus principales preocupaciones dejando de lado un problema tan urgente como es el cambio climático.

“Al menos unos 55 millones de personas han votado en las elecciones de E.U, sin embargo uno de los temas mas importantes que es el cambio climático y no ha estado en el radar para los votantes ni para los candidatos en el ciclo de elecciones”, dijo la moderadora de EMS, quien presentó a Sharon Lavigne, fundadora de Rise St. James una organización de lucha por conseguir que no se instale una fábrica de plástico en su comunidad conocida nacionalmente como el “Callejón del cáncer” en Luisiana.

Sharon Lavigne.

Lavigne quien recibió en el 2021 el premio Goldman de Medio Ambiente dijo que en su comunidad tienen doce industrias en menos de 10 millas entre ellas refinerías y ahora planean traer una planta de plástico de 9.4 millones cerca de su casa. “Van a destruir la tierra, un sitio que llamamos Buena Vista y que es un sitio de tumbas, algunos niños, que son nuestros ancestros”.

La maestra comentó que ellos no sabían que había ancestros ahí pero que los de la planta ya lo sabían y no se lo comunicaron a los oficiales electos, puesto que ya habían obtenido todos los permisos para aprobarlos en el mes de octubre del 2019.

Desde esa fecha dijo que ha sido una lucha constante con idas a la corte, en la que un juez falló contra de la fábrica pero que luego dicha decisión fue apelada. El año pasado fueron dos veces a la corte nuevamente tratando de que no les aprueben los permisos a la fábrica.

“Que nos queda si ellos aprueban el permiso”, dijo la activista tras afirmar que saben que todo el trabajo no es en vano y que saben que si se instalan va a ser una sentencia de muerte para ellos, por lo que la comunidad se están uniendo.

Lavigne explicó que la gente tienen cáncer y asma porque tienen 12 sitios contaminantes donde viven con tanques de almacenamiento.

La activista dijo que sabía cuándo enseñaba en una escuela del área que todo eso iba ser zona industrial pero que no entendían cuál era el plan, si era sacarlos o envenenarlos para no comprarles sus tierras.

“Yo no quiero que nos saquen así”, abundó al decir que por eso fundaron la organización Rise St. James, que lucha por no dejar que se instalen mas fábricas contaminantes que han ocasionado que a su nieto le sangre la nariz si esta fuera de su casa. Pero no son los únicos, dice que los estudiantes también al igual que a los maestros del área sangran de sus fosas nasales.

El 85% de los residentes en el distrito 5 son afroamericanos y el toda la parroquia como 21 mil residentes, estimó.

La exposición a nivel nacional del problema de su comunidad los ha puesto de relieve y eso les ha servido. “Ayuda que la gente hable que nuestra gente se está muriendo y estamos tratando que el presidente Biden haga algo antes de que salga de su puesto”, confió.

La Agencia de Protección al Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés) ha tratado de cerrar una fábrica por 90 días instalada en el callejón del cáncer pero el gobernador republicano Jeff Landry la demandó para mantenerla abierta por dos días más.

La activista dijo que se han tenido marchas frente al capitolio donde está el gobernador y que Landry ha salido por la puerta de atrás.

El día que habló con ella dijo que la miró como si no le importara el asunto y les dijo que tendrán que tener estudios de salud, pero que nunca él hizo nada por ayudarlos y les dice que su dieta alimenticia es lo que los están enfermando.

El 22 de noviembre tienen otra marcha con personas de todo el estado que se están uniendo a la causa del callejón del cáncer.

La unión de la comunidad es lo que ha resaltado también el activista Erik Bendix, residente en Asheville (Carolina del Norte), quien compartió su experiencia de lucha contra los tornados que acompañaron al huracán Helene y la devastación a la que aún se enfrenta su comunidad, seis semanas después.

Dijo que Ashville es una ciudad donde hay muchos turistas y donde el equipo de béisbol se llama los turistas de Ashville. La gente nueva que llega a residir es gente que está huyendo de los problemas climáticos de California con los incendios y Florida con los huracanes.

Pero “no puedes alejarte o esconderte”, asegura Bendix quien comentó que el huracán Helene les efecto mucho, a pesar de vivir 3 mil pies por arriba del nivel del mar.

“Lo que sucede con los huracanes es que cuando toca tierra pierde su fuerza. Lo que pasó es que el 26 de septiembre tocó Florida y a la mañana estuvo aquí, tenía una fuerza extrema y por la ventana vimos a los árboles caerse por los varios tornados”.

Comentó que en su casa y sus terrenos de 42 acres están rodeados por cientos de árboles, por lo que en la mañana vieron 100 árboles caídos y montones de piedras en el camino.

“Mas abajo, del valle, sino se cayeron arboles están todos sin hojas; varias horas después de la tormenta intente ver los daños para poder llegar a la calle y creo que en segundo día nos dimos cuenta que teníamos una moto sierra para sacar los escombros del camino y lo que hemos descubierto del otro lado es que en el valle había una comuna hipee que no la conocíamos y de la que un hombre salió en medio de la tormenta y se rompió el cuello, algo le chocó la cabeza y la comunidad lo llevó al hospital, y eso básicamente organizo a la comunidad”.

Bendix dijo que hubo reuniones comunitarias y se formaron distintos comités, entre ellos el médico y de comida, que tenían reuniones a diario.  “Había el comité de comunicaciones que tenía que ver con enviar a los adolescentes en motocross para ver cómo estaba el vecindario. Nuestra calle era tan larga que éramos los últimos en tener acceso a la carretera y el día 19 tuvimos electricidad e internet porque nuestra línea sobrevivió”.

Comentó que muchos de los árboles, llenos de bellotas, se rompieron, por lo que tienen ahora árboles quebrados y raíces de árboles por todo el bosque y que la gente se siente tentada a quemar, ante la gran cantidad de acres que hay en esa situación.

“Que vamos hacer con tantos escombros, la cantidad que tenemos es increíble y el condado dice, ‘tráiganlo a la vereda, lo vamos a recoger, pero es un chiste eso, es imposible y Dios sabe cuándo pasará eso”.

Dijo que una de la grandes atracciones de Carolina del Norte es el arbolado que la gente va a ver y que por ahora en el lugar de la catástrofe, con la falta de humedad, un incendio forestal sería una receta para otra gran catástrofe.

Mencionó que la Armada Nacional intenta sacar unos mil árboles caídos pero que ahora son 20 mil, en 800 mil acres destrozados por el huracán.

Bendix comentó que por ahora piensan en los peligros de incendios y luego que los árboles caídos podrían representar, en la temporada de lluvia, inundaciones.

Sissy Trinh, Directora Ejecutiva de la Southeast Asian Community Alliance habló de cómo están movilizando a las comunidades de bajos ingresos en el Sur de California para recuperar el río Los Ángeles, un proyecto en el que hay fondos federales, estatales y locales.

Trinh dijo que ella trabaja en vecindarios pobres en los que los residentes se quedan sin comer por temas del dinero y que no pueden pagar rentas si solo aumentan 4 dólares, con personas mayores de edad y gente que trabaja en restaurantes a quienes les pagan menos del salario mínimo.

“Cuando hablamos de cambio climático, se siente que hablamos de una cosa lejana no solo físicamente sino psicológicamente”, explicó la ambientalista quien explicó el problema que surgió con la especulación de bienes y raíces en las áreas del proyecto el río Los Ángeles.

“En donde estamos, es el vecindario más contaminado de todo el estado, tenemos muchas rutas, vías del tren y factorías”, detalló al comentar que el condado de Los Ángeles subestimó la especulación que se vendría con el proyecto como el que los dueños de casa estén mejorando sus vivienda e incrementando las rentas.

“Hicimos ver que estas inversiones climáticas estaban teniendo un impacto desestabilizador y la gente siente como un sentimiento de pavor existencial donde los residentes dicen: ‘no queremos un parque, no queremos esta limpieza, porque tenemos miedo a la gentrificación’.

Ates de que suceda la gentrificación, dijo que han propuesto, dentro del plan maestro del río Los Ángeles, 15 millones de dólares para tener un Banco de Tierra para financiar vivienda asequible.

Para los que no creen en el cambio climático dijo simplemente que vean que estamos gastando millones de dólares para poder reconstruir después de los incendios.

Bill McKibben, fundador de Third Act, que organiza a personas mayores de 60 años para que actúen en favor del clima y la justicia, es uno de los ecologistas más destacados de Estados Unidos y habló de lo que estaba en juego para el cambio climático en las elecciones, y de cómo estas elecciones podrían determinar el clima durante el próximo millón de años.

Lo cierto es que el cambio climático, que nos afecta a todos, no fue parte del tema electoral en las recientes elecciones.

Erik Bendix, residente en Asheville (Carolina del Norte), quien compartió su experiencia de lucha contra los tornados que acompañaron al huracán Helene, Sissy Trinh, Directora Ejecutiva de la Southeast Asian Community Alliance y Bill McKibben, fundador de Third Act, que organiza a personas mayores de 60 años para que actúen en favor del clima y la justicia. (izq. a der.)

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