jueves, noviembre 21, 2024
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Diseñadoras en Oaxaca, respetan la tradición ancestral e innovan a partir de su misma cultura

Especial de Impulso

Oaxaca de Juárez, Oax.- En esta entidad es común la creación, venta y uso de prendas elaboradas con técnicas ancestrales y bordados de culturas originarias, sin embargo hay nuevas generaciones de diseñadoras innovadoras con creaciones propias en telas de algodón, lino y seda, teñidos con tintes naturales.

Por haber nacido y crecido en esta cultura, han visto a mujeres, hombres y niños, portar esas ropas y en los festejos tradicionales han admirado a sus familiares lucir con orgullo, esas vestimentas elaboradas de manera artesanal. También saben del interés de visitantes nacionales e internacionales por llevarse en esas prendas, algo de los valores estéticos y culturales de Oaxaca.

Sin embargo y aunque sean muchas personas quienes trabajan en los diseños y elaboración de ropa original, dicen que hay lugar para todos y no desean competir con los artesanos de las comunidades, sino crear algo diferente y se han arriesgado para fundar sus propias marcas y empresas con las cuales, dan trabajo a otras personas.

En entrevista, dos diseñadoras comentaron que hay espacio para todos. Quizá algunos se inclinen por el diseño oaxaqueño o con ese estilo, porque hay muchas ramas por explorar. Así, aunque seamos muchos, hay bastante campo para todos. Lo que sí parece es que todos están en la innovación; hay bastantes novedades”, coincidieron.

Los ejemplos son Lubia Corres e Itzel Enríquez García, quienes tienen 30 años de edad. Ambas crearon sus marcas y desde niñas vieron a sus madres elaborar prendas y al tener contacto cotidiano con la cultura de su estado, la ropa artesanal y los colores intensos que las caracterizan, de manera natural llegaron a la confección de ropa que venden al público local y al internacional, mediante las redes sociales.

Lubia Venus Corres Hernández tiene la marca “Lubia Corres” y desde hace 10 años, fundó su taller. Ahí tiñe telas con elementos naturales: hojas de eucalipto, cempasúchil, lavanda, palo de campeche, grana cochinilla y añil, estos últimos los compra a productores de comunidades. En su taller diseña, corta, confecciona, interviene prendas, elabora nuevas con retazos de proyectos e incluso usa los hilos sobrantes para adornar otras prendas.

Ella, la mayor de ocho hermanos, estudió arte y después diseño, por eso su sello es “pintar” obras de arte con los tintes naturales sobre las telas. Parte de una idea estética para distribuir los colores, sin embargo en el proceso de teñido no se controla todo y eso justamente le gusta, la improvisación, explorar, el sorprenderse. En este sentido, es un trabajo lúdico, disfrutable, comenta.

Desde niña tuvo contacto con las telas y le gustaba sentir sus texturas, ver sus colores; ver a su madre sentada a la máquina de coser y a su familia atareada con la confección de ropa. Iba con ella a realizar algunas actividades y por las calles, veía a las personas con sus prendas de colores fuertes y le llamaba la atención, tanto que a los 7 años hizo su primer trabajo con lo cual sorprendió a su familia.  

Lubia nació y vive en Oaxaca, sin embargo en sus creaciones no hay diseños oaxaqueños, “porque esos son propiamente de las culturas originarias de esta entidad y no me meto con eso”. Cada quien es distinto, estudiamos áreas diferentes y tenemos demasiado por descubrir. Nuestras experiencias son diversas y mientras tengamos el conocimiento, lo que produzcamos será bastante amplio y novedoso”.

En mis creaciones me gusta el arte y la improvisación, o sea no es tan planeado, disfruto de explorar, teniendo cierta certeza de cómo va a salir, pero me gusta sorprenderme. Y esto tiene que ver con lo que vemos, con lo que nos ha rodeado, del arte, la cultura, la gastronomía. Todo lo que vemos en los paseos, en todos los momentos. Yo estoy abierta a aprender, a observar; ver a la gente, lo que visten. Hay demasiado de dónde agarrarse”.

Utiliza telas susceptibles de ser teñidas con tintes naturales porque es consciente del daño a la naturaleza y busca evitarlo. Además porque cuida el efecto de las telas sobre la piel de las personas. En el afán por cuidar la naturaleza y no desperdiciar ni telas ni hilos, también interviene otras y decora con hilos sobrantes. Y confecciona otras más con los retazos de sus proyectos, cuidando la composición artística.

Su trabajo, dice, lo aprecian y lo visten los oaxaqueños y los extranjeros por igual. Quizá los mexicanos en general, lo piensan un poco, y los de fuera no lo dudan porque quieren llevarse algo de Oaxaca. “También hay oaxaqueños que se visten con esta ropa y valoran en especial que sea una pieza única, esa es la garantía, a veces piden una copia pero siempre varío algo, hago pieza por pieza y eso es apreciado”. 

A su vez Itzel Enríquez García, quien se dedica al teñido de sedas, llegó a esta labor durante la pandemia de covid 19. Ya traía la inquietud de muchos años atrás porque desde niña tuvo contacto con todo lo textil y quería usar los colores en los vestidos de las mujeres y entre los cursos que tuvo, conoció el trabajo en telar de cintura, el teñido y el hilado de seda.

Como su madre elaboraba ropa, vivió el ambiente de telas, texturas, colores, diseños y ante el encierro durante la pandemia, experimentó con el teñido de sedas. Usó plantas diversas y aprendió a distinguir el fijado de tintes, el tiempo de desteñido, el cambio de color. Así probó con el cempasúchil del que en el 2020 pudo adquirir varios surcos, porque los productores no pudieron venderlo debido a la emergencia sanitaria.

También experimentó el teñido con la grana cochinilla comprado a productores locales. El añil, a productores de Niltepec, “único municipio en México que produce el oro azul a partir de la planta jiquilite, ya que de sus hojas se extrae la tintura azul del añil”. El eucalipto lo recolecta en parques cercanos y los nogales los recolecta en Zaachila, y como le gustan las plantas y las flores, experimenta con lo que encuentra, dice.

Las sedas las importa de China, Egipto y Tailandia, porque si bien en Oaxaca existe El Santuario del Gusano de Seda, esas telas son muy gruesas y de hecho así las venden los productores de la comunidad. “En Oaxaca hay todo un camino de productores que se dedican a comercializar ese tipo de seda y no quiero ser competencia desleal. Es una artesanía que cuesta mucho trabajo y es muy bonita, sobre todo los rebozos”.

“Respeto sus espacios y busco un camino alterno con el tinte natural sobre las sedas. También habla de la demanda que quizá cambió y ahora el consumo es más consciente para no afectar tanto a la naturaleza, además no sabemos el efecto de las telas sintéticas sobre la piel. Me gusta trabajar la seda por su caída, su textura y experimento con los tintes sobre los lienzos”, comenta en entrevista. 

Itzel no confecciona, tiene personas que le ayudan a ello. Sin embargo está atenta a la petición de los clientes, para ofrecer un producto de calidad y todo ello lo aprendió durante la pandemia. En ese periodo comenzó a teñir sedas y creó su marca: Gu shu Estudio, dedicado al teñido de sedas y elaboración de pañoletas, fundas de cojines, bolsas y cuando lo solicitan, confección de ropa, además de vender lienzos para decoración.

JÓVENES SIGUEN LA TRADICIÓN DE ELABORAR PRENDAS ARTESANALES

En el ámbito del diseño y elaboración de prendas en Oaxaca, hay jóvenes artesanos que siguen la tradición por generaciones y continúan con el bordado en telares de cintura, diseños con el lenguaje cultural de sus antepasados, los colores rojos, amarillos, azules, rosas intensos, sobre telas de algodón y lana. Saben que su trabajo es apreciado por ser artesanal.

David Villanueva es uno de estos jóvenes quien además da clases de bordado en Casa Malinalli en el centro de la Ciudad de Oaxaca. En este espacio también se reúnen herederos de la tradición del bordado y venden bolsas, cojines, huipiles, enredos, rebozos, hechos con lana y algodón, decorados por ellos mismos. Estos artesanos no fueron afectados por el COVID porque vendieron cubre bocas y otros productos.

En entrevista, criticó a las personas ajenas a las comunidades que se aprovechan de la demanda de textiles oaxaqueños. ¿Cómo identificar un textil original? Pregunten a quien vende, de dónde procede, que explique el proceso, el significado cultural, “Quienes vedemos estas prendas no tenemos obligación, pero sí es nuestra responsabilidad, dar a conocer y difundir lo que las comunidades entienden desde sus textiles”.

También habló del uso de estas prendas usadas por políticas o en cargos públicos, como imagen. “Quítale el textil, quítale el enredo de la Costa, quítale el huipil cotzocón, quítale el textil del Istmo, qué le queda?. Le queda un saquito barato de la Central, de Liverpool que pasan de moda. No hacen diseño, están agarrando lo mejor que tenemos del textil y lo ponen en diseños europeos. Ni siquiera entienden lo que hacen, eso de que un textil ceremonial te lo pones como calzón, hay telas para eso, pero no un textil ceremonial”.

No tienen ni idea de lo que produce el pueblo desde las comunidades. No tienen ningún valor estético, cultural, simbólico. No entienden que nuestro textil es parte de nuestra narrativa. Cuando se llevan una prenda, se llevan parte del tiempo, del alma, de la historia y tradición de la comunidad, del artesano mismo; el bagaje cultural milenario”. Llevamos miles de años como cultura zapoteca en el Valle de Oaxaca, haciendo lo que nos ha permitido sobrevivir”.

Y como ejemplo citó el trabajo en el telar de cintura, “Tejes desde el centro energético de la matriz. Estás conectada al ombligo y vas pariendo desde el vientre. Al final estás conectada a lo antiguo, a la naturaleza, al universo. Ese es el trabajo con los hilos y los telares. Estas conectada y trabajando, jugando con los dedos, vas creando y acabas pariendo”.

Sin embargo reconoció que no todas las personas pueden adquirir una prenda original con diseños ancestrales y tintes naturales. Entonces, dijo, se les pide que no mientan a los compradores, que éstos sepan lo que compran. “No roben la identidad de las culturas, no plagien los textiles oaxaqueños”.

Prenda y textiles de la diseñadora oaxaqueña Itzel Enríquez García.

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