- Llaman a la acción a grupos feministas para apoyar a mujeres víctimas de violencia que piden asilo en E.U.
- Necesitan mayor apoyo y protección, dicen expertos.
Los Ángeles, Cal.- Milagro salió huyendo de su país, El Salvador, porque su vida peligraba y no sabía si algún día la iban a reconocer cortada en pedacitos, como la había amenazado un miembro de pandilla que a la fuerza la hizo su mujer.
“Yo tenía mi novio con el que me iba a casar, pero ellos (los pandilleros) piensan que tienen autoridad sobre uno, si alguien les gusta”, dijo Milagros, al narrar la historia de su llega a Los Estados Unidos en 2015, y después su proceso de petición de asilo en diciembre del 2016.
Durante una conferencia de prensa organizada por Ethnic Media Services el pasado 29 de octubre, la mujer, ahora madre de familia, narró que en el 2015 la secuestraron en su país.
“Logré escaparme pero aún así me seguían buscando. Mi vida peligraba siempre. Puse una denuncia pero en mi caso no me ayudaron en nada”, señala, sobre el pandillero que le decía que sería para él por las buenas o por las malas.
“Y fue lo que pasó. Yo no hice caso, no lo creí capaz, pero después llegó el momento en que empezó a amenazarme. Consiguió mi (número de) teléfono y me acosó demasiado hasta el punto de decirme que si no era suya iba a matar a mi abuelita. Ese día tuve que acceder por la vida de mi abuelita y mi vida también”, confesó Milagros quien al recordarlo se suelta en lagrimas.
Con un nudo en la garganta dice que tuvo que irse con él, que la violaba, la amenazaba con una pistola y la golpeaba.
“La última vez me golpeó por 4 horas. Me quería matar, me dijo que me iba a cortar en pedacitos… me quemó con una plancha de ropa, me golpeó mi rostro, mis manos me las dislocó y no sé, gracias a Dios, pude salir y pedir ayuda.
No lo creo que este viva todavía, porque él quería matarme. Me dijo que mi cabeza la iba dejar en la puerta de mi abuelita y otras partes con otros miembros de mi familia”, contó.
Al escaparse de ese infierno, Milagro era buscada por su verdugo, por eso decidió venir a Los Estados Unidos y al llegar a la frontera les dijo a los oficiales que temía por su vida.
“Me presenté en el borde (línea fronteriza) y ahí pedí ayuda. Yo no quería regresar porque si regresaba me iba a matar en donde yo estuviera. Yo lo dije desde que entre”, afirma Milagro, quien en agosto pasado le fue concedida su petición de asilo por un juez de migración.
La bogada de inmigración en Los Ángeles, Marta Victoria Canossa, dijo que si hubiera sido la audiencia de Milagro para la solicitud de asilo hace un año, su caso hubiera sido negado, porque la mayoría de los casos fueron rechazados.
“No es cuando ella entró, sino cuando fue la audiencia”, explica la abogada, al hablar que en ese momento las leyes en uso jugaban en contra de las víctimas de violencia.
Para muchas mujeres como Milagro, víctimas de violencia, la migración constituye una estrategia de supervivencia, pero durante los últimos años, la probabilidad de encontrar protección en E.U fueron casi nulas.
Durante el verano pasado, el fiscal general Merrick Garland revocó una decisión tomada por la administración anterior que cerró la puerta a muchas mujeres solicitantes de asilo por motivos de violencia doméstica.
Y aunque ahora Milagros tiene dos hijos y uno en camino, aún existe el temor y el trauma por lo que paso y que no se puede quitar de la noche a la mañana.
“Aunque uno este lejos es como una quemada grande que deja cicatriz”, dijo, al comentar que ella tiene contacto con su familia y que igual el victimario sigue tratando de comunicarse con ella por medio de la red social facebook.
La abogada Canossa dice que es importante para las inmigrantes que antes del plazo de un año puedan aplicar para su moción de asilo por violencia.
También indica que es muy difícil para ellas aplicar para otro tipo de asilo o refugio y asistencia en las embajadas de Estados Unidos en sus países de origen por varios motivos, uno de ellos por la falta de recursos de las mismas embajadas.
Si ocurre la violencia dentro de Estados Unidos pueden enviar una petición en base a la ley de mujeres de 1996 que esta vigente y que ayuda también a los hombres víctimas de abusos, comentó.
Hay opciones para personas casadas con residente o ciudadanos legales. Los aplicantes necesitan crear un reporte de policía que son muy útiles en estos casos, asegura.
Sin embargo, dijo que es un proceso largo y que toma 2 años en aprobarse, “quizá por la pandemia, pero que pueden mientras tanto aplicar para una visa de trabajo y pedir abogados de organizaciones sin fines de lucro”, recomienda.
La abogada afirma que “si tienen casos solidos pueden utilizar estrategias y las víctimas pueden solicitar un estado legal permanente”.
La ley federal de violencia contra las mujeres (VAWA)
Para aplicar por Vawa la víctima de agresión o crueldad extrema tienen que ser por un cónyuge o excónyuge ciudadano de los EE.UU o residente, padre ciudadano o residente, hijo o hija ciudadano.
Una persona que presenta una auto-petición Vawa generalmente se conoce como auto-peticionario Vawa y si se aprueba su petición y cumple con todos los requisitos de elegibilidad puede solicitar y convertirse en residente permanente.
Por este medio las mujeres que han vivido menos de 10 años en E.U pueden solicitar alivio a través de los tribunales.
VAWA es confidencial y lo que se usa en la corte familiar se usa para el reclamo, comentó la experta.
La Visa U
Esta visa U es para las víctimas que no tienen un estado legal dentro de los E.U, son personas indocumentadas o que están casadas con ciudadanos estadounidenses y se requiere un informe policial. El caso es complicado si la policía no quiere cooperar o no hace nada o no lo permite, dijo la abogada.
Para obtener la visa dura alrededor de 5 años y hay un límite para este tipo de visas, dijo Canossa.
“Otro de los problemas es la larga espera y que los peticionarios no pueden trabajar mientras esperan, dijeron que iban a reglar esto pero no ha pasado nada”, dijo, al indicar que “se recomienda mucho ésta visa, pero las personas deben de tener paciencia”.
Blaine Bookey directora legal del Centro por de Estudios de Género y Refugiados de la Facultad de Derecho de la Universidad de California Hastings, habló de la violencia doméstica indicando que no se tienen un registro, si con la pandemia subió este tipo de peticiones de asilo, pero que hay muchas personas que pueden acceder a pedir asilo en la frontera.
Dijo que la tendencia es que las mujeres que piden asilo son de Centro América, África y también hombres.
Bookey reconoció que hay discriminación contra las personas que vienen de la frontera con México, indicando que prácticamente todas las solicitudes involucran a actores privados y algunos que involucran a la comunidad homosexual, que son reclamos que están bajo riesgo, porque algunos jueces los consideran que no tienen mucha credibilidad.
Las expertas reconocieron que hay muchas relaciones en las que las víctimas de violencia doméstica no dejan su relación con su victimario a pesar de que hay refugios, los cuales consideran que deben de expandirse.
“En algunos casos (de solicitud de asilo) el proceso es lento y necesitan abogados, por lo que es difícil para las víctimas. Necesitamos más apoyo porque el trabajo se están haciendo a nivel de corte. Necesitamos mujeres feministas que vengan a estos grupos que necesitan ayuda”, indicaron.
Y lamentaron que el movimiento feminista no haya ayudado a estas mujeres, por lo que piden un mayor apoyo y mayor protección para las mujeres víctimas de violencia.