Por Ernestina Gaitán Cruz
Oaxaca de Juárez.- El oaxaqueño cuando habla, lo hace cantado y está acostumbrado a escuchar música, por ello es fácil que tenga un oído estructurado, capaz de descifrar cualquier obra y mandar el mensaje a la sensación neurológica, dijo el director de la Banda de Música del Estado, César Amora Aguilar.
En entrevista refirió un diálogo con el Secretario de Cultura, Víctor Vázquez Castillejos, con quien coincidió en que los oaxaqueños cuando hablan, cantan. “Él es especialista en lenguaje y comentamos que, en la entidad, las lenguas son cantadas, de conjunciones silábicas y frases largas y están acostumbrados a escuchar muchos sonidos”.
Eso caracteriza a Oaxaca y por ello cuando escuchan una obra, aunque la desconozcan, mandan un mensaje al cerebro que produce todo un movimiento químico dentro del cuerpo y se traduce en los aplausos, como una manera de manifestar su aprecio por la música, dijo el también compositor egresado del Conservatorio Nacional de Música.
En este sentido comentó la aceptación de los Conciertos Bajo el Laurel que de manera tradicional se llevaron a cabo bajo el Laurel de la India en el zócalo de la Ciudad de Oaxaca. Ahí, la sombra del árbol de más de 100 años de antigüedad y altura de 35 metros, fue el principal sitio de reunión de las familias oaxaqueñas durante sus paseos dominicales.
Sin embargo, ese árbol emblemático de la ciudad, cayó de manera estrepitosa el miércoles 8 de junio del 2022, luego de condiciones meteorológicas adversas: lluvias fuertes de 54.1 milímetros, vientos con rachas de 40 kilómetros por hora y actividad eléctrica, informó el ingeniero Cutberto Ruiz Jarquín, meteorólogo de Protección Civil.
Entonces los conciertos fueron suspendidos y a seis meses, la Banda de Música del Estado volvió a ofrecer los conciertos con el nombre de Bajo los Laureles. Continua la tradición ancestral con públicos diversos, sobre todo con jóvenes, el público cautivo de 30 personas, niñas, niños y extranjeros que se detienen a apreciar, dijo Amora Aguilar.
Uno de los recientes que recuerdan de manera especial, es el celebrado el domingo 4 de diciembre, dos días después de que fueran desalojados los indígenas triquis del corredor del Palacio de Gobierno. Fue brindado en el kiosko por primera vez después de 12 años y fue espectacular. Además abrió de manera formal, la serie de conciertos dominicales.
Los públicos de la Banda de Música del Estado de Oaxaca siguen siendo importantes para la población del estado y gracias a grabaciones de particulares y a través de las redes sociales, llegan a quienes viven en Estados Unidos y mantienen la relación con sus raíces, comentó.
En cuanto a la importancia de la música, dijo que no se puede sobrevaluar ni devaluar y que en este siglo, las definiciones nos rebasan para tratar de definirla. “Es una inmanencia al humano. El humano la reconoció como parte de su vida. Su inmanencia es tan sublime, tan espiritual que por sí sola existe en la sensación y el espíritu humano”.
En los conciertos, dijo, apreciamos y sentimos al público. La vista no alcanzaría para describir lo que vemos, porque es algo más que existe entre emisor y receptor. sobre todo en los conciertos multitudinarios, Aquí la gente está pegada, al final vienen y nos dan las gracias, la mano. Una persona, en el concierto del domingo 4, en el kiosko, lloró.
“Es algo que rebasa cualquier palabra. Quizá quedaría decir: es una sensación inefable. Tratar de decirla, tratar de someterla a un sentido, no existe, porque es algo que sucede con el cuerpo humano, la mente, el espíritu. Se crea una metafísica maravillosa, y ese es el secreto del concierto multitudinario”, agregó.
Así ocurre en los conciertos que han ofrecido en poblaciones cercanas a la capital del estado, como Tlacolula, Etla, Zimatlán. Ahí han recibido esa conexión con el público escucha. Han puesto obras de divulgación musical y otras difíciles y decimos no les va a gustar y por su oído estructurado, las reciben muy bien.