jueves, noviembre 21, 2024
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El Presidente da un nuevo regalo a la nación: La incertidumbre

Por Alicia  Alarcón

Las cortinas color oro cubren los gruesos ventanales, el arte churrigueresco domina  la estancia. Es el gusto del Presidente, le gusta la ostentosidad, la opulencia, así fue su niñez, su juventud y esa será la herencia para sus hijos: La riqueza, el gusto por las cosas finas. Sus  dos hijas, sobre todo la segunda es su predilecta. Prototipo de la mujer exitosa: Posee belleza física, muchos millones de dólares en su cuenta bancaria, niños hermosos y un esposo que la mima. Sus hijos varones gozan de igual fortuna, viajan mucho, sobre todo el mayor que le reporta, a diario,  el crecimiento de sus negocios en todo el mundo. El Presidente lo tiene todo, el sueño es lo único que lo elude por las noches. Es este trabajo que le llegó de repente el responsable del insomnio que lo asaltó desde que asumió el cargo. Ser Presidente del país más poderoso no estaba en sus planes. 

La mañana lo encuentra despierto, sentado en una de sus sillas doradas, el asiento de terciopelo rojo y la cabecera labrada en caoba con figuras caprichosas. Se levanta y corre las cortinas, una vista paradisiaca lo recibe.  Una alfombra verde, rodeada de árboles gigantescos, los cantos de pájaros llegan hasta su alcoba. ¿A cuántos soldados mandó al medio Oriente ayer? ¿Cuántos va enviar hoy? Todavía no lo sabe. Su Secretario de Estado aparece en la televisión.  Justifica la decisión de su Presidente de haber ordenado la muerte del General Iraní Qasem Soleimani, el pasado viernes 3 de enero en el aeropuerto de Bagdad (capital de Irak.)

Respira profundo y echa su cabeza hacia atrás. Sonríe, sus hijos también se despertaron en un resort esa mañana. ¨La Florida es un paraíso.¨  Piensa en voz alta. Su atención se concentra de nuevo  en la televisión que ha dejado prendida toda la noche. Los comentarios que escucha en CNN le alteran el humor, es mejor escuchar sus amigos de la cadena FOX sabe que tiene abiertos los micrófonos y puede afirmar lo que quiera sin que se le cuestione. ¨Lástima que ya uno de sus amigos no sea el dueño.¨ 

Toma nota mental de lo que dicen de él los noticieros,  no lee los periódicos. La lectura nunca estuvo en su rutina, menos ahora que es Presidente.  No entiende las protestas en su contra. Si ordenó la muerte de Soleimani fue ¨para evitar una guerra no para empezar otra.¨ ¿Por qué sucedió entonces lo contrario a lo que esperaba?  De donde salieron esos cientos de miles de personas que lloran la muerte del General Iraní, si se trata de un terrorista sin conciencia, según le reportaron sus servicios de inteligencia. Por qué se da esta súbita unificación de grupos,  hasta hace poco enemigos irreconciliables que ahora están contra él. ¨Ahora resulta que al matarlo lo convierto en un héroe y mártir en Irán e Irak.¨ ¨¡Esto no es lo que yo quería!¨ El Presidente confuso con la historia y sus ideas, calculó mal el resultado. La justificación que da su Secretario de Estado pocos se la creen. ¨Lo encontramos en el acto. Nos iba atacar iba a ocasionarnos tremendas pérdidas de vidas humanas. ¨ ¿Dónde están las pruebas? ¨  Los entrevistadores lo cuestionan. 

Respira hondo, no dará marcha atrás. Eso sería mostrar debilidad.  Esa mañana espera un reporte de las cientos de familias estadounidenses que dejarán todo,  residencias, negocios en países considerados vulnerables a la furia de Irán, por lo que ese país llama ¨asesinato¨ de un héroe nacional.  Ya cumplió con dar el mensaje de ¨Sálvense quien pueda¨ claro lo hizo con otras palabras. 

El Presidente se concentra unos minutos en las nuevas imágenes que aparecen en la televisión. Son jóvenes soldados que abordan el transporte  que los llevará a un destino incierto. Son los hijos de los campesinos, de los obreros y los comerciantes. ¿Cuántos son? No lo recuerda. La televisión le da la respuesta. Son 5,000 efectivos. .

El Presidente subestimó  la reacción de su pueblo que rebasa los 327 millones y de los cuales  ya miles se organizan para manifestarse frente a la Casa Blanca. Ellos tienen memoria y saben de los 2 billones de dólares que se gastaron en la guerra de  Irak en administraciones anteriores. Saben de la pérdida de más de 500 mil civiles en ese país, de los millones de refugiados y de los 3000 ataúdes que llegaron, durante esa guerra,  arropados con la bandera estadounidense. También son estudiosos de la historia y Geografía, saben que Irán no es Irak. Tienen presente el dolor de las pérdidas humanas y materiales y consideran que  la decisión de matar al segundo hombre más poderoso en Irán fue un acto no solo irresponsable sino peligroso. Con esa orden el Presidente echó por tierra los acuerdos logrados por la anterior administración con Irán, con los que se había establecido bases para una paz duradera con ese país.  

El anuncio del pasado domingo de Irán,  que no respetará más el acuerdo que hizo  con seis países en el 2015 en el que renunciaba a la idea de convertirse en una potencia nuclear es una mala noticia para Occidente, sobre todo para Estados Unidos.  Irak sin ese acuerdo está libre para adquirir todo el uranio que quiera. (Uranio es un elemento necesario para construir una bomba nuclear.) Otra decisión con la que no contaba el  Presidente es que el Parlamento de Irak aprobó una moción en la que ordenó al  Gobierno expulsar a las tropas de Estados Unidos del país. ¨Malagradecidos después de todo lo que hemos gastado en su país.¨  ¨Nuestra gran victoria será la de lograr que Estados Unidos sea expulsado de Irak.¨ Afirma un diplomático Iraní. Hecho poco probable porque  la economía de Irak depende de las grandes corporaciones petroleras que ya echaron raíces en Irak. ¿Qué sigue? Eso nadie lo sabe, incluido el Presidente.  

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