Oaxaca, Oax.- “La pintura es mi vida y parte de mí. No pienso en otra cosa o no me veo haciendo otra cosa más que pintando, siento que estoy predestinado para esto, porque desde pequeño me ha gustado la pintura”, dice convencido Alejandro Levi López Hernández de 19 años.
Y levantando la vista al infinito dice: “Recuerdo que mi abuela me compraba pinturas para dibujar y ella se daba cuenta que ésto me mantenía ocupado y tranquilo, porque desde niño he sido algo hiperactivo, sin embargo, esa hiperactividad me ha ayudado en la pintura, y en el dibujo que es lo que también me llama la atención”.
“Crecí entre artesanos, entre barro negro y alebrijes, mi familia hace figuras de hojalata, soles, espejos y otras figuras, y eso me impulsó en mis orígenes, soy autodidacta pero también he estudiado pintura dibujo y grabado, siento que tengo influencia de Siqueiros, Tamayo, Toledo, y al igual que ellos yo también quiero dejar algún legado en la pintura, además de hacerlo por placer”.
Alejandro Levi, en su conversación se siente sincero, honesto, y todo lo que habla lo dice con convicción, y esa sinceridad lo lleva a decir que las escuelas de arte de Oaxaca ha dejado de lado la enseñanza y ahora se centran más en lo práctico, que ya no le dan tanta importancia a los alumnos y que la mayoría de artistas o pintores se han encasillado en lo comercial que es lo que el turismo extranjero compra, pero que “en Oaxaca hay demasiado talento”, solo que no se les ha dado el debido reconocimiento.
Citando ejemplos de artistas locales, dice que la pintura es un sentimiento que sale del interior, que no podemos -él como pintor- “hacer las pinturas de manera mecánica, y hacer lo mismo siempre, porque la pintura es creación e innovación, sin embargo muchos artistas cuando “descubren” que ciertas imágenes venden se encasillan en esos dibujos comerciales y dejan de la lado la exploración y la experimentación, porque solo buscan un fin económico”.
Sin embargo, el piensa experimentar, buscar nuevas tendencias, otros estilos, por eso sigue experimentando todos los días, sigue explorando porque siente que le falta algo, que todavía tiene un vacio en su búsqueda de su propio estilo que lo lleve a ser él mismo.
Ha experimentado con óleo, acrílico, y otras artes graficas, ahora mismo está experimentando el grabado en el Taller Rufino Tamayo, y en su trayectoria ha expuesto en diferentes lugares, desde este mismo taller, pasando por Juchitan, Puebla, Ciudad de México, y a finales de este año expondrá en San Francisco, California.
A mediados de este año hará una exposición colectiva en la Ciudad de México y siente que este es un buen año para realizar la pintura que tanto le apasiona, y como dice “no ser conformista, quizás algún día como los grandes pintores, dejaré una historia en el arte y la pintura Oaxaqueña, como Siqueiros, Rivera, Tamayo u otros pintores que me han influenciado, al estudiar sus obras, porque quiero vivir la pintura y de la pintura, quiero ser pintor y seguir siendo pintor toda la vida”.
