Por Alicia Alarcón
Los Angeles, Cal.- Federico Jiménez conoció en su infancia, el hambre, la pobreza, el rechazo de propios y extraños, en su adolescencia fue expulsado de su pueblo Tututepec, Oaxaca, México y a pesar de todas sus vicisitudes no renunció a su sueño de convertirse en una persona muy importante, no sabía exactamente en qué, pero su abuela Nabora Pérez, descendiente directa de una dinastía mixteca se lo había asegurado. ¨Tú naciste para ser algo grande.¨ Nunca lo dudó, aun en la época de su adolescencia cuando durmió en las calles de Oaxaca, su cama era una banca de hierro labrada muy cerca del mercado central, su almohada un periódico apiñonado.
Federico recorrió un largo y tortuoso camino desde Tutupec a Los Angeles, pero fue en esta ciudad que logró el éxito artístico y económico al convertirse en uno de los diseñadores de joyas más solicitados por figuras de Hollywood: Elizabeth Taylor, Cher, Catherine Deneuve, Robert Wagner, Natalie Wood, Ali MacGraw y Joni Mitchell, entre otras, figuran entre sus primeras clientas.
¨Mi negocio era el más próspero y más grande en Santa Mónica, pero no estaba satisfecho yo quería construir dos museos, uno en Oaxaca y otro en Los Angeles, un lugar donde los niños pudieran ver obras de arte hechas por personas como ellos, es decir que dijeran ‘si él lo pudo hacer yo también puedo hacerlo’. Que se vieran reflejados en el éxito de personas como ellos.¨ Comenta el también filántropo.
En Oaxaca ese sueño lo realizó sin problemas con recursos propios y de su esposa Ellen en 2011 con la inauguración del Museo Belber-Jiménez ubicado en el corazón histórico de Oaxaca. En Los Angeles ese sueño se vio truncado, a pesar de varias inversiones personales y años de trabajo no se logró. ¨Hubo muchos desacuerdos, egos, y me di cuenta que no todos estaban comprometidos con el proyecto y abandoné la idea.¨ Comenta el artista.
Agrega que años después recibió una llamada de la entonces Supervisora del Condado de Los Angeles, Gloria Molina quien junto con Antonia Hernández, Presidenta de MALDEF (Fondo Mexicoamericano para la Defensa Legal y la Educación) lo invitaron para crear un Museo Mexicano. ¨Me hablaron de restaurar un edificio histórico a un lado de la Plaza Olvera y convertirlo en un museo donde se exhibirían los logros de los mexicanos y mexicoamericanos y en el que también se enseñarían las tradiciones de los pueblos originarios de México. Acepté de inmediato.¨
Así Federico Jiménez pasó a convertirse en uno de los fundadores de La Plaza de Cultura y Artes, un Museo que durante diez años se ha dedicado a preservar y difundir la cultura mexicana y mexicoamericana. Cada año miles de niños en edad escolar acuden a La Plaza a aprender sobre la historia de sus ancestros. ¨Este año estamos especialmente orgullosos de la creación de La Plaza Cocina, un espacio dedicado a la cocina mexicana.¨ Afirma el filántropo.