Preocupados de que las leyes anti inmigrantes existentes en Florida y Texas se extiendan a nivel federal, grupos pro LGBTQ+ se unen para luchar contra esas amenazas y empiezan a ventilar historias dramáticas de latinos indocumentados, solicitantes de asilo y beneficiarios de DACA en busca de empatía.
Durante la divertida fiesta navideña organizada por Los Ángeles Blade junto con The Latino Outreach and Understanding Division (LOUD) en HEART WeHo el 22 de diciembre, asistieron unas 150 personas de la comunidad LGBTQ+ atraídas por la temática.
Troy Masters, periodista y representante de Los Angeles Blade y Edwin Millán, presidente internacional de The Latino Outreach and Understanding Division (LOUD) y presidente de la Junta Directiva de AIDS Healthcare Foundation, moderaron el evento.
Como parte del panel participaron: Gretta Soto Moreno, una trans mexicana que contó que le llevó 13 años conseguir el asilo, pero que durante ese tiempo vivió situaciones difíciles, incluso, que estuvo tres años en la cárcel. Jesús Paizano es un solicitante de asilo venezolano de 22 años que explicó que tiene problemas de ansiedad porque a dos años y medio, aun no lo recibe una resolución.
Por su parte, Hans Vompakerth, un gay colombiano indocumentado de 23 años, dijo que aun no se decide a solicitar el asilo por miedo a enfrentar una deportación. Pero Laura Morales García, quien llegó a Estados Unidos a los dos años, explicó cómo fue conseguir DACA y lo que esto significa para ello.
“Es necesario contar las historias de los inmigrantes, en particular para las personas LGBTQ+, creo que algunos de ellos son mucho más vulnerables de lo que la gente cree. Las situaciones de algunos pueden derivar en impactos mentales”, comentó Masters. El también activista agregó que contar las historias también sirve de ayuda para otros en las mismas condiciones. Añadió que algunas personas de la comunidad también enfrentan riesgos de explotación financiera, laboral y sexual. Masters opinó que es importante reaccionar con tiempo porque con las medidas anti inmigrantes en Texas y Florida amenazan otros estados. “Las cosas se van a poner realmente ridículas. Esa estrategia de cómo convertir a las personas indocumentadas en criminales va a tener un impacto increíble, incluso en las personas que ya tienen un refugio seguro o sus casos de asilo y que están en tramitación”, dijo.
El periodista agregó que para Los Ángeles Blade el tema migratorio es muy importante, no solamente para los indocumentados latinos, sino para los del resto del mundo. “Nos sentimos comprometidos en aportar apoyos de alguna manera, especialmente aquí en Los Ángeles donde tenemos muchas comunidades diversa”, expresó. Aunque la fiesta navideña se centró en el tema migratorio en general, Troy opinó que para la mayoría de solicitantes LGBTQ+ de asilo enfrentan lentitud y barreras en sus casos.
A través de su revista digital Los Angeles Blade, Masters señaló que muchos refugiados y solicitantes de asilo LGBTQ+ experimentan un trauma infligido por circunstancias que los llevaron a huir de sus países de origen. Esto puede tener efectos duraderos en la salud mental, incluida una variedad de problemas de salud mental, como ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Agrega que obtener el estatus de asilo o la residencia permanente en los Estados Unidos también puede ser una experiencia traumática ya que el proceso puede llevar años de incertidumbre.
Pew Research señaló recientemente que desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo en enero de 2021, su administración ha actuado en varios frentes para revertir las restricciones a la inmigración a los Estados Unidos de la era de la administración Trump.
Los estudios muestran que un obstáculo principal para buscar asilo parece ser la falta de conciencia de que la orientación sexual y la identidad de género constituyen motivos viables para una solicitud de asilo.
Las investigaciones muestran que el proceso de solicitud de asilo puede en sí mismo tener efectos nocivos para las personas LGBTQI+. Un estudio reciente encontró que los solicitantes de asilo experimentan problemas mentales negativos.
‘Un viacrucis’
El viaje de Soto Moreno es un testimonio de las dificultades que enfrentan los solicitantes de asilo porque le llevó 13 años conseguirlo, no sin antes padecer de depresión.
Como mujer transgénero que huía de años de tormento, soportando agresiones y amenazas en México, su país de origen, lamentablemente se encontró sufriendo abusos similares al llegar a Estados Unidos.
Para Soto-Moreno, México no sólo era violento, sino también aislante y traumatizante.
“Es un lugar difícil para ser auténtico”, expresó.
En el 2003, al darse cuenta de que estaba sola y que su vida nunca mejoraría en su país, decidió buscar asilo en Estados Unidos. Pero navegar la inmigración estuvo lleno de desafíos.
“Como mexicana, solicitar el asilo ha sido un viacrucis. Una cosa realmente espantosa ya que considero que los jueces de Inmigración, para empezar, a nosotros los mexicanos no nos quieren, no se cuál sea la razón, pero siento que les es muy difícil aceptar un caso de asilo, los jueces argumentan que la decisión que toman es “bajo su discreción” y niegan el caso”, opinó.
Explicó que desde que solicitó el asilo en el 2009 a 30 años cuando vivía en Arizona se la pasó muy mal física y mentalmente.
“Y como mujer transgénero es aún más difícil que te otorguen el asilo, luego se atravesó la pandemia y el proceso se retrasó más”, expresó.
Soto-Moreno contó que finalmente su abogado le llamó para darle “dos noticias, una buena y una mala”.
“Le dije que me dijera primero la mala. Su respuesta fue: ‘nos íbamos a ir a Corte otra vez’. Yo repliqué que eso no era nada nuevo y luego le pedí la buena noticia.
“Me dijo: ‘ganaste el caso’. Al principio no lo creí. No lo asimilaba porque tenía muchos años de esperar una respuesta positiva”, comentó.
Soto Moreno dijo que trasladar su caso de Arizona a California fue una de las mejores decisiones.
“Quiero agradecer a los jueces de California porque empecé mi caso en Arizona y es totalmente diferente, aquí los jueces son más accesibles, comprensibles y se interesaron más en mi caso”, expresó. “Gracias a Dios ya estamos gozando de este privilegio”.
El arresto y la condena de Soto Moreno relacionados con el alcohol agravaron su petición de asilo, y como persona trans que tuvo que afrontar encarcelamiento, las cosas se volvieron muy complicadas, una historia que se hace eco de la difícil situación de muchas personas de su misma condición en circunstancias similares.
“Mis condenas por alcohol hicieron muy difícil convencer al juez de inmigración de que mi solicitud de asilo era legítima; y eso es muy difícil porque, como persona trans, que te crean o que cuestionen tu verdad es realmente traumatizante”, dijo.
Soto Moreno se sinceró al recordar que cayó en las garras del alcohol al sentirse solo, sin familia y sin estatus legal.
“Salía del trabajo y buscaba al amigo antidepresivo, el alcohol, desgraciadamente eso fue lo que me llevó a la cárcel de inmigración en Arizona a causa de un DUI
“Luego me trasladaron a California porque intente cortarme los genitales porque fui maltratado por agentes de seguridad de la cárcel. La depresión te impulsa a cosas negativas. Tuve un viaje traumático antes de conseguir el asilo”, expresó.
Soñadora
Morales García, quien llegó a los dos años a Los Ángeles, CA, contó que antes de aplicar para DACA en el 2013, experimentó mucho miedo porque pensaba que el programa era solo un pretexto del gobierno para conseguir los datos personales de las personas para luego deportarlos.
“Esperé seis meses desde que se podía aplicar para DACA porque tenía mucho miedo de solicitarla antes. Yo tenía mucha desconfianza, pensé que querían nuestros datos para luego deportarnos. Cuando comprobé que no era así, decidí a solicitarlo”, dijo.
Morales Garcia dijo que a los dos meses llegó su permiso de trabajo y que inmediatamente tramitó su licencia de conducir porque sentía que era un documento muy importante para vivir en Estados Unidos después de que por falta del documento perdió cuatro autos.
Para mí es un privilegio que no tenía y que necesitaba para sobrevivir en este país. Obtener la licencia fue uno de los mas grandes logros, fue como una liberación.
Otros beneficios que le brinda el documento, añadió, fueron estudiar y trabajar.
“Regresé a la universidad, obtuve el título en Psicología Clínica y ahora puedo trabajar sin miedo como profesional, antes trabajaba limpiando casas”, recordó.
Actualmente, Morales Garcia defiende a los beneficiarios de DACA y es una de las principales expertas en el tema y una destacada defensora y se dedica al servicio público, trabaja para educar a los estudiantes de secundaria sobre la comunidad LGBTQ+ y es embajadora de AHF, representante de farmacias y enlace comunitario de AHF para la prevención y la atención del VIH.
“Luchamos, personas como yo pertenecemos a las dos comunidades, inmigrantes y de LGBTQ+. Tenemos que hacer lo mejor que podamos para asegurarnos que las leyes antiinmigrantes como la de Texas y Florida no se vuelvan algo federal”, manifestó.
Sufre de ansiedad y miedo
Para Paizano, la incertidumbre de cuánto tiempo más le tomará conseguir la aprobación de asilo que solicitó hace dos años y medio le está robando su estabilidad emocional.
“Da mucha ansiedad porque no se cuánto tardará el proceso y el no saber qué va pasar si llega otro presidente con otra visión migratoria. Da miedo vivir en la incertidumbre de qué va a pasar con nosotros. Nos pueden deportar y todo eso. Eso da miedo. La salud mental se destabiliza, sobre todo en estas fechas de Navidad”.
Paizano dijo que acudir a la Corte, presentar evidencias y los retrasos de audiencias también producen mucho estrés.
“No hay fecha límite para que salga mi asilo, lo que es que me han atrasado mi caso. Me dicen que porque hay mucho flujo de migrantes llegando”, comentó el venezolano que ha experimentado como su país ha descendido lentamente hacia una violencia política extrema y un desastre económico que resultó en una crisis humanitaria y un éxodo sin precedentes de más de siete millones de personas han huido.
En su adolescencia, Paizano se dio cuenta de que sus posibilidades de éxito eran muy limitadas y que ser gay en una cultura machista y muy encerrada era otro golpe en su contra. De hecho, conoce a muchos jóvenes homosexuales que fueron víctimas de la violencia antigay, algunos de los cuales se quitaron la vida o simplemente desaparecieron.
En el limbo
Vompakerth, colombiano de 23 años, dijo que por haber sido detenido por inmigración en dos ocasiones en sus intentos de cruzar ilegalmente hacia Estados Unidos, teme solicitar su asilo porque desconoce si tiene pendiente la deportación.
“No he podido arreglar el asilo precisamente porque tengo el temor, aunque no firmé ningún papel, de tener algún tipo de deportación y de que me regresen otra vez. Primero quiero estar seguro de mi situación, y ya después de eso cerciorarme de cómo puedo arreglar”, señaló.
Vompakerth es un hombre gay de 23 años de Medellín, Colombia y a pesar de ser indocumentado, dice que no tiene miedo de contar su historia.
“Hay miles de personas como yo y no les pasan cosas malas, así que ¿por qué tendría que mantenerlo en secreto?”, dijo el colombiano.
Denuncia el odio llamando al (833) 866-4283 o al 833-8-NO-HATE, se pueden realizar de forma anónima de lunes a viernes de 9 a.m. a 6 p.m.
Información adicional en: https://www.cavshate.org/ (eligiendo español como idioma)
Nota: Este informe es parte de la serie de trabajos que desarrolla Impulso Newspaper con Stop The Hate (STH), gracias a la financiación proporcionada por el Estado de California y administrado por la Biblioteca del Estado de California (CSL) en asociación con el Departamento de Servicios Sociales de California y la Comisión de Asuntos Estadounidenses de las Islas Asiáticas y del Pacífico de California (CAPIAA).