Oax.- “Este clima de cambios bruscos y la pandemia me han obligado a permanecer encerrado, sobre todo porque tengo mis nietos que viven con migo y mi esposa y por ellos tengo que cuidarme para no contagiarlos, pero aquí adentro en el taller el calor a veces se hace insoportable y llega la desesperación, por la falta de oportunidades para comercializar mis productos”.
Así inicia la conversación con Delfino García Esperanza, joyero especialista en filigrana, de hecho es uno de los pocos joyeros que todavía trabajan la cera pérdida como le llaman, pero que durante muchos años se ha dedicado a este oficio que como él comenta le ha dado muchas satisfacciones.
Joyero desde los 14 años, aprendió que este oficio le podía dar de comer, y desde hace varios años, desde la fundación de esta casa comercial, ha sido socio de la casa de las artesanías en donde expende sus productos, joyas de plata principalmente que son admirados por visitantes nacionales y extranjeros, pero que ahora han visto reducidas sus ventas por la crisis de salud actual.
El oficio de la joyería se viene realizando desde los viejos tiempos de la cultura prehispánica, sin embargo tuvo su auge durante la época de la corona española y desde ese tiempo se ha posicionado como un noble oficio que lamentablemente se va perdiendo por la falta de aprendices, que según dice don Delfino, ya no hay porque ahora se enfocan más en la tecnología o en los estudios universitarios.
Don Delfino en su modesto taller depende de un soplete, un pequeño yunque, un martillo, unas tenazas, una troqueladora, donde hace los hilos de plata, unas manos hábiles y una mente talentosas para crear una maravillosa producción filigranizada de piezas de joyería, en donde lo mismo se puede admirar la técnica y el ajuste impecable de las piezas, además de figuras exquisitamente creadas a partir de hilos de plata que el mismo funde y troquela en su máquina manual para la que se necesitan muchas fuerzas.
La filigrana es una técnica en la joyería que consiste en crear con plata u oro finísimos hilos, los cuales se trabajan minuciosamente para tejer figuras a modo de encaje, hilos que se transformaran en aretes de diversos tamaños, pendientes, dijes, collares y pulseras o diseños exclusivos sobre pedido que don Delfino realizará con paciencia y creatividad sin tomar en cuenta la hora de trabajo.
Recluido totalmente en su taller, que es también su domicilio, el artista, solo sale a entregar sus obras de arte a la casa de las artesanías, donde se exponen para deleite de propios y extraños.
Sus obras le han dado muchas satisfacciones a nivel nacional e internacional.
Dentro de sus grandes satisfacciones está el haberle elaborado un collar a quien posteriormente fue la Princesa Leticia, para regalo el día de su boda, y aunque actualmente no ha participado en ningún concurso tiene varios reconocimientos a nivel estatal y nacional, y solo espera que se empiece a normalizar la actual situación para poder participar nuevamente.
Sus orígenes de campesino no los olvida y en la plática recuerda que hasta la década de los sesenta la zona sur de Oaxaca eran tierras de sembradío, pero que poco a poco se fueron convirtiendo en colonias y calles hasta llegar a ser parte del centro histórico de Oaxaca.
Recuerda que a varios de sus familiares él les enseño y que su hijo y su sobrino aprendieron este arte, que poco a poco se está perdiendo, lo cual lamentó, porque es una actividad aunque laboriosa y detallada, en la que el artista logra piezas excepcionales .
Invito a las personas, visitantes nacionales y extranjeros que compren los productos elaborados por manos oaxaqueñas para que también ayuden a la reactivación económica del estado y principalmente de la ciudad de Oaxaca.
