Oax.- “Originalmente la fiesta de los rábanos era muy improvisada, estaba más desorganizada, para tener tanta holgura al ser ya una fiesta centenaria había mucha improvisación pero al paso de los años se ha ido mejorando y es lo que actualmente conocemos como la Noche de Rábanos”.
“Hay un libro que escribió un escritor oaxaqueños donde se narra el origen de esta noche de rábanos, en donde relata que era una vendimia en lo que ahora es el zócalo o la plaza de armas, hecho que se originó por los hortelanos de la Noria y de quienes venían a vender, y aclara que son más de 123 años de existir de esta fiesta, y menciona el libro de Méndez Aquino para corroborar las fechas del origen de esta fiesta.
Cuando se le pregunta sobre su incursión en la elaboración de figuras de totomoxtle, hace una pausa, respira hondo y dice, “parece increíble que se lo diga pero siempre que me sucede una tragedia de esa tragedia viene un renacimiento, y había tenido una y me encontraba yo muy deprimido la verdad, sabía de la Noche de Rábanos, pero a pesar de ser nuestra fiesta porque somos oaxaqueños, no había tenido el gusto de presenciarla y por ese estado de ánimo en que me encontraba fui impulsado a participar, por una mujer excepcional, excelente mujer y excelente dama de aquí de Oaxaca, una mujer hermosa en toda la extensión de la palabra”.
“Yo en ese tiempo trabajaba en la Biblioteca de la ciudad, yo soy bibliotecario fundador de la Biblioteca Pública Central como se le conoce ahora, y tenía mucho afecto para con la señora y Doña Arcelia para mí y ella al darse cuenta en la situación en la que yo me encontraba y al manifestarle mi deseo y mi interés por participar y si usted la conoció siempre su actitud era de era una persona de mucho ánimo, muy positiva, la gente entraba a su oficina casi arrastrando los pies por las preocupaciones y salía casi bailando, salía con mucho ánimo porque ella les cambiaba el estado de ánimo, ese era su don que poseía y fué ella quien me animó a participar en un diciembre de 1980 por primera vez”.
“Aunque tenía ciertos conocimientos sobre la decoración o las manualidades en la rama en la que participe no sabía nada, yo compartía mi tiempo elaborando las muñecas regionales, entre la elaboración de las muñecas oaxaqueñas y mi trabajo como bibliotecario era lo que me distraía, eso como que me daba cierta habilidad, pero no hacer una figura a de totomoxtle y en 1980 fue la primer ocasión y además del ánimo que la maestra Arcelia me infundio, y así fue como yo pude participar sin saber absolutamente nada ni de la fiesta ni de como armar un tema que es lo que se presenta en esa fecha”.
Es notorio el trabajo de don Eduardo Lugo Reyes, de cómo ha ido mejorando con el paso del tiempo, y no pasa desapercibidos los cuarenta años que ha participado, aunque este año por decisión propia y de su hijo ya no participarían, y coincidentemente se presentó la crisis sanitaria en la que estamos sumidos todos.
Sin embargo, para don Eduardo esta es parte de las oportunidades que ha tenido y que no han sido pocas, y se nota en la gran cantidad de reconocimientos que ha recibido en cada una de esas participaciones, varios primeros lugares y viajes al extranjero, así como reconocimientos internacionales, llama la atención que cuando se le pregunta cuantos premiso ha recibido durante esas 40 participaciones con modestia o pena baja el rostro y dice como no queriendo, “por lo menos 30, en la Noche de Rábanos”.
Su vasta experiencia y gran habilidad y destreza adquirida con el tiempo lo llevo a dar clases en lo que aquí se le conoce como el consejo tutelar o un centro de readaptación para menores de edad, y refiere que durante el tiempo en que estuvo dando clases en dos años sus alumnos recibieron premios por sus trabajos expuestos, el primer año con el primer lugar y el segundo con otro premio.