Por Ernestina Gaitán Cruz
Oaxaca de Juárez, Oax.- Heredero de la tradición de los talladores de madera de San Antonio Arrazola, tierra de los alebrijes, Artemio Raymundo Ibáñez Ramírez innovó sus creaciones y en tres décadas se especializó en recrear a seres imaginarios de luz y oscuridad, como él mismo los define.
También conocido por pertenecer al Record Guines con la elaboración de la base de la tlalluda más grande del mundo (2010) del pintor Enrique Ramos Ángeles, a los 14 años elaboró alebrijes pequeños y a los 26, creó seres del inframundo: dragones, gárgolas, centauros, aliens y demonios. “Decorado, textura y significado de mi propia autoría”.
Sus creaciones son producto de su imaginación, comentó en entrevista. No ha leído obras ni ha visto películas de ciencia ficción y de niño tampoco escuchó leyendas que despertaran su creatividad. Solo se recuerda como un pequeño aislado y muy observador de su entorno y en especial, del trabajo artesanal de sus mayores.
De ellos, aprendió el uso del cuchillo y del machete para dar forma a la madera de copal, como se hace de manera tradicional en su comunidad para elaborar alebrijes. Los suyos siguen el mismo principio, pero sus obras son de formato mayor y se ha inclinado por elaborar los seres fantásticos y demoniacos que pueblan su imaginación.
No le da temor convivir con estas figuras que pudieran parecer amenazadoras y durante varios días trabaja con ellas día y noche. Y presenta su trabajo “como surgido desde un mundo de seres fantásticos, imaginarios de luz y oscuridad, seres multicolores que se transforman de una y mil formas de manera constante, sin detenerse”.
“(Seres) en un universo infinito lleno de magia, color, energías; fuerzas y poder. Seres que surgen desde las tinieblas de la oscuridad en los universos infinitos, constelaciones del tiempo y espacio en algún lugar del inframundo de Temo el señor de los dragones”.
TEMO, EL SEÑOR DE LOS DRAGONES
Fue un niño callado y solitario que en casa, realizó trabajos del campo junto a su madre Lidia Dominga Ramírez Gómez, su padre Artemio Ignacio Ibáñez Cortés y sus once hermanos. Sin embargo desde su niñez tuvo inclinación por el dibujo, por plasmar lo que veía, incluso ganó un concurso sobre la vida de Benito Juárez.
Tampoco jugaba, dice. Desde niño casi no jugaba. Es algo que yo mismo me pregunto y ¿por qué no jugaba?. No me emocionaba, no le encontraba sentido. Desde el kínder hasta la maestra llamó a mi mama para que jugara con los demás niños. Yo siempre estaba observando. Llegaba, cargaba mi mochila y estaba en un mismo lugar.
“Ahora se puede decir que uno juega con la imaginación y con el proceso de elaboración, con el tallar la madera. Se puede decir que se juega con estos materiales. Y sí, con el machete, cuchillos y pinceles, los principales instrumentos y con el proceso de resanar, lijar y luego con el uso de la brocha, la pintura y los pinceles”.
Artemio Raymundo Ibáñez Ramírez (15 de marzo de 1982, Arrazola, Xoxocotlán, Oaxaca) cuenta que para sus creaciones, no hace bocetos. De manera directa talla la madera con cuchillo y machete; con pinceles, lienzos y colores. Diario, durante muchas horas -solo se detiene para alimentarse- lo realiza también como una terapia mental.
Trabaja concentrado, en silencio; a veces escucha música como acompañamiento de fondo que ni escucha. Y es que al crear, dice, el artista se siente uno con el universo. Como creador siente y capta el universo infinito y le da forma en las esculturas, con el uso de diversos materiales para lograr texturas en los decorados diversos.
La base de sus obras es la madera de copal, la que talla hasta darle la forma precisa, la que imaginó. Ya después le coloca los detalles en un proceso en el que nadamas es él y sus manos diestras que ya tuvieron un accidente: se cortó parte del dedo índice derecho, lo que considera simplemente como parte del trabajo.
Le llaman “Temo, el señor de los dragones” y a él le gusta. Le hace honor a sus obras entre las que destacan los dragones, esos seres mitológicos de varias culturas. De manera reciente ha trabajado en la elaboración de “El santuario de los aliens”, una pirámide con máscaras de aliens, dragones emplumados, arañas y cráneos.
EXPOSICIONES
Ha expuesto su obra en la Asamblea legislativa de la Ciudad de México (2011), en la Cámara de Diputados (2011) y en la Casa de la Cultura Raúl Anguiano de Coyoacán, entre otros sitios.
En octubre de 2011, el Gobierno del Estado de Zacatecas lo invitó para una presentación individual en la presidencia de Guadalupe, después en el edificio de Ciudadela del arte Centro Histórico, en la Torre en Jerez y en el Festival de la Semana Cultural.
En Oaxaca, expuso sus obras de manera colectiva en el museo de San Bartolo Coyotepec (2008). De ahí, la Universidad Dwight Englewood School de New Jersey, Estados Unidos, compró su “Monte Albán y los Demonios” y la donó al Museo Estatal de Arte Popular Oaxaca de San Bartolo Coyotepec, donde se puede apreciar.
También exhibió su obra de manera individual en la Casa de Artesanías de la Ciudad de Oaxaca (2008), en la Universidad Anáhuac de Oaxaca (2008) y en el Palacio de Gobierno de la ciudad de Oaxaca (2009).
En Zacatecas vivió durante nueve años en los cuales tuvo varias exposiciones y dio 21 talleres a 300 alumnos. Por asuntos personales y por la pandemia del COVID, regresó a Oaxaca hace dos años en los que ha realizado obras diversas que quiere exponer pero no encuentra algún espacio cultural, así que está abierto a las propuestas, sobre todo de instancias del Gobierno del Estado porque quiere que los oaxaqueños conozcan su trabajo.
También quiere capacitar a alumnos en Oaxaca. Solo quiere apoyo de las instituciones de cultura. Le importa enseñar a la juventud, para hablarles de su capacidad de imaginar, para contribuir quizá a que encuentren una motivación y eviten caer en el alcoholismo y la drogadicción.
Artemio Raymundo Ibánez Ramírez (Temo) el señor de Los Dragones con sus seres imaginarios de luz y oscuridad, como él los define, en una exposición.
