Ni el fuerte viento, ni la lluvia persistente, ni los candentes rayos del sol, detienen a Doña Antonia Reyes, una mujer ejemplar de 70 años que sale a la calle a ganarse la vida con la venta de nopales que planta, cosecha, limpia y empaca.
La oaxaqueña, quien llegó a Los Ángeles hace 36 años, dice que durante La Cuaresma es la mejor época para hacer negocio con el vegetal porque es tradicional que los católicos los consumen en sustitución de carnes, principalmente los viernes.
“No puedo dejar pasar un día, menos ningún viernes de La Cuaresma. La verdad me va muy bien porque durante La Cuaresma se venden todos los días”, expresa la Doñita Toñita, como es conocida por los clientes.
Toñita se instala en lo que llama “La Esquina de la Suerte”, en Grandview y Pacific, en Mar Vista, donde se siente bendecida porque el dueño de la lavandería que se encuentra en el lugar le permite instalarse a un lado de la puerta principal y donde decenas de clientes la esperan.
Platicamos con Doña Toñita mientras afanaba con sus productos y su sombrilla para evitar que el viento se los llevara.
La vendedora contó que se le ocurrió emprender hace 26 años cuando atravesaba un momento de vulnerabilidad y necesidad de sacar adelante a dos de sus hijos.
“Empecé por necesidad, pero para que te vaya bien, la constancia y persistencia es esencial. Ahora, a más de un cuarto de siglo de dedicarme a esto, puedo decir que no hay nada mejor que emprender y ser independiente”, expresa orgullosa.
Para la Cuaresma, la doñita, como le llaman los clientes, también vende epazote, habas, calabazas, cilantro y molotes (antojito oaxaqueño frito hecho a base de maíz, papa y chorizo).
Pero eso no es todo, la emprendedora se levanta todos los días a las 5:00 de la mañana para preparar también chiles rellenos, aguas frescas, tamales, champurrado y tacos dorados, entre otros antojitos, que a partir de la una de la tarde empieza a vender hasta las ocho de la noche.
“Pongo en mi carrito todos los ingredientes para preparar los nopalitos, los favoritos de mi clientela”, expresó. “Cuando las clientes salen de sus trabajos, vienen por lo que necesitan, llegan a esta esquina, la de la suerte. Ya saben que todo es fresco y orgánico”.
Doña Antonia cuenta que cultiva lo esencial en un terreno que tiene en El Monte.
“El sábado me voy para allá para regar las calabacitas, atender mis nopalitos, ver crecer el cilantro y otras verduras que cultivó. Mire mis manitas”, comentó mientras mostraba sus manos resecas y callosas.
Informó que la vendimia es de lunes a viernes.
“No me quejo, me va bien. Saco entre 150 y 180 al día. Nada mal para mi edad. ¿Ya para qué quiero hacerme millonaria?”, expresó.
La oaxaqueña contó que sus hijos la emigraron de su natal Oaxaca luego que se separó de su esposo.
“Me tocó encargarme y sacar adelante a dos hijos, los mas pequeños. Empecé a trabajar en un restaurante, pero a los pocos años me dije: ‘yo puedo ser mi patrona’, entonces, me salí de trabajar para alguien más y empecé a vender tamalitos y champurrado en mi carrito.
“No niego que fue difícil, pero no imposible. Nada es imposible. Superé momentos de descriminacion en esta área, de americanas que me hicieron caras, otros me decían cosas racistas, la policía venía y me tiraba la mercancía, pero con constancia y consistencia, como le digo, lo superé todo. La policía ya me dejó en paz y las mujeres racistas, ni les hago caso. Soy honesta y trabajadora”, dijo.
Incluso, Doña Antonia recomendó a las madres solteras que no deben sentirse tristes, menospreciadas ni impotentes.
“Nada es imposible. Podemos salir adelante sin tener al hombre al lado. Por naturaleza somos emprendedoras, luchonas y fuertes mental y físicamente, así que todas vamos pa’delante”, expresó.
’Nos facilita la vida’
Marisol Enríquez Olivera y Romana López coincidieron en comentar que Doña Antonia les facilita la vida al vender todo listo para las comidas caseras del día.
“Soy cliente de la señito desde hace años. Me gusta comprar mejor con ella porque trae productos orgánicos y los nopalitos y calabacitas están mas ricos. Los de la marqueta tienen sabor amargo.
“Voy saliendo de mi trabajo cansada, así que gracias a ella sólo llego a mi casa a mezclar los ingredientes y listo. En un dos por tres tengo lista la comida para mi familia. Me ayuda mucho”, contó Enríquez Olivera, quien compró nopales y garbanzos dorados tipo botanero.
Además, López agregó que Doña Toñita prepara las comidas con los ingredientes y estilo casero como los latinos están acostumbrados.
“No cabe duda que nos facilita la vida. Vengo por mis nopalitos. Me encanta comprar con ella. Con ella encuentro los nopales blancos, que son más gruesos que disfruto mucho durante la Cuaresma. Algunos platillos ya están cocinados, listos, verduras frescas, limpias y cortaditas. La doña ya nos adelanta el trabajo, y uno, a gusto”, comentó.