viernes, noviembre 22, 2024
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Al aumentar los costos universitarios, muchos estudiantes ven la universidad como una carga financiera que los obliga a mantener varios empleos y sufrir estrés emocional

Por Melisa Aguilar-Pérez*

Para muchos estudiantes, particularmente aquellos de nosotros que somos la primera generación, la emoción de asistir a una universidad de cuatro años por primera vez se convierte en preocupación cuando nos damos cuenta de los costos exorbitantes de la educación superior. Después de haber hecho una transición entusiasta de los dormitorios de los estudiantes universitarios a los apartamentos recién construidos en la Universidad Estatal de California, en Fullerton (CSUF) para el año escolar 2022-2023, me decepcionó saber que el costo de la vivienda universitaria aumentó en la friolera de $10,000 con respecto al año anterior. Este aumento irrazonable en el precio de la vivienda se ha convertido en un factor estresante para mí, al igual que para muchos de mis colegas. 

Para muchos estudiantes, la idea de que los presidentes de la Universidad Estatal de California (CSU) recibieron aumentos de salario valiendo decenas de miles de dólares al comienzo del semestre de otoño de 2022 parece escandalosamente desconectado de las presiones financieras que ellos y sus familias enfrentan. Después de enterarse de que el presidente de CSUF, Framroze Virjee, recibió un aumento de salario de $98,000, lo que hace que su salario anual sea de $476,223, muchos estudiantes se molestaron y sintieron que este aumento de salario se dio a expensas nuestras. 

Mientras los presidentes de las escuelas disfrutan de beneficios financieros adicionales, demasiados estudiantes están luchando bajo una carga financiera que promete un retorno de la inversión en el futuro, pero que actualmente los obliga a tener varios trabajos y sufren estrés emocional por la cantidad de dinero que tienen que pagar ahora.  

En CSUF, los estudiantes que viajan diariamente y los residentes de la universidad que tienen coche se ven obligados a pagar $300 por los permisos de estacionamiento. Sin embargo, el permiso no garantiza espacio de estacionamiento. Muchos estudiantes tienen dificultes para encontrar estacionamiento y deben llegar temprano a la escuela para llegar a tiempo a sus clases. Los residentes de la universidad están obligados a pagar un plan de comidas en el campus que valen entre $1,020 y $2,253 por semestre, ya sea que cenen o no en la cafetería. Estos gastos adicionales a nuestra matrícula universitaria de alto precio existente aumentan los múltiples factores estresantes que enfrenta un estudiante universitario hoy. La mayoría de nosotros ya estamos en el camino de un préstamo estudiantil para la educación que necesitamos, pero cada vez es más caro para pagar. La idea de la deuda esperando afuera de nuestra puerta en la graduación es una carga abrumadora. 

En el otoño del 2022, el sistema de la Universidad de California (UC) aumentó su matrícula en todos los campus en aproximadamente un 4.2%, lo que dificulta que las familias que ya tienen dificultades financieras tomen la decisión de enviar a sus hijos a la universidad. Saber sobre este aumento en la matrícula mientras el sistema de UC está experimentando una escasez de viviendas es exasperante. Con esta afluencia de nuevos fondos, las universidades UC podrían construir más viviendas para evitar que muchos de sus estudiantes se queden sin hogar, especialmente aquellos cuyos cuidades natales están lejos de su campus universitario. 

Como estudiante de primera generación de una familia inmigrante, es desgarrador ver cómo estos sistemas universitarios se aprovechan de sus estudiantes, especialmente de aquellos que provienen de un entorno similar al mío. Mis padres trabajan muy duro, a veces sacrificando el tiempo con la familia, para asegurarse de que mis hermanos y yo tengamos todo lo que podamos necesitar, incluyendo una educación universitaria. 

Muchas familias de clase trabajadora, como la mía, tienen fuertes aspiraciones de enviar a sus hijos a la universidad, pero se desaniman al ver como el costo de hacer que esto suceda sube. 

Estoy segura de que algunas universidades desearían poder hacer más por sus estudiantes y brindarles la mejor educación y las mejores comodidades posibles, pero la realidad es que no están satisfaciendo las necesidades de los estudiantes. La culpa es de los sistemas universitarios y del estado, que deben controlar cómo se utilizan los fondos. 

Como estudiante, me gustaría ver pólizas específicas implementadas a nuestro favor. Por ejemplo, deben poner a los estudiantes y sus necesidades por encima de todo. Creo que los sistemas universitarios solo se preocupan por cuánto dinero reciben sus universidades en lugar de qué tan bien viven y aprenden sus estudiantes en sus campus. 

La demanda de educación universitaria está en constante crecimiento, pero eso no significa que la matrícula tenga que crecer con ella. Durante años, las universidades han aceptado a miles de estudiantes y han podido proporcionar alojamiento y educación para todos ellos. Ojalá no nos cobraran tanto por querer un título universitario. Somos una inversión en el futuro de este estado y este país; no necesitamos ser estafados. Nuestra generación lucha constantemente por los derechos que determinarán nuestro futuro, y entre ellos se encuentran nuestros derechos económicos y educativos. Como sus futuros políticos, trabajadores de salud, empresarios y educadores, merecemos la mejor educación que podamos obtener sin el estrés de no poder pagarla. 

Melissa Aguilar-Pérez es estudiante de tercer año en la Universidad Estatal de California, Fullerton, que se especializa en Administración de Empresas con énfasis en Mercadeo y Dirección Gerencial, y es becada de Nuestra Voz: Comunidades para una Educación de Calidad (Our Voice en inglés). Ella es residente del sur de Los Ángeles, California.

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