- Las 24 horas del día panaderos trabajan incesantes para tener listos los grandes pedidos que se van de Los Ángeles hasta Dakota del Norte y diversas parte del país para celebrar la temporada de día de Muertos
Los Ángeles, Cal.- Todo chocolate debe ir acompañado de un rico pan y sí es de “El Valle Oaxaqueño” es mucho mejor. Para celebrar esta temporada festiva de Día de Muertos, cada año este negocio oaxaqueño, único en el país, hace miles de panes tanto para el consumo local como para grandes pedidos con antelación que van a parar a las mesas de la gran comunidad de oaxaqueños que residen y viven en diferentes partes del país y quieren disfrutar del sabor del pan tradicional.
Arturo Aguilar es el propietario de El Valle Oaxaqueño y quien dice que la comunidad oaxaqueña es tan noble y tan grande, que cualquiera y cada quien escoge donde comprar su pan en el área de Los Ángeles.
No es fortuito que el primer negocio oaxaqueño que se creó en esta ciudad fue una panadería cuyos dueños eran de Santa Ana del Valle.
El pan atrae a la comunidad y por eso don Arturo también llamado el Rey de las Roscas por que hace cada año miles de ellas para celebrar el 6 de enero (día de los Santos Reyes), dijo que se siente orgulloso como oaxaqueño y agradecido por el apoyo de la comunidad.
“Somos nobles para ayudarnos entre sí”, afirmó el exitoso empresario quien desde unas semanas previas al Día de Muerto está trabajando las 24 horas del día, todos los días de la semana, para poder abastecer el gran mercado que ahora ya no solo es local sino que se extiende hasta lugares que ya ni él mismo dice conocer.
Comentó que anteriormente tenía conocimiento desde dónde se hacían los pedidos y se iban los pedidos grandes, Las Vegas, Bakersfield, Fresno, etc, pero que ahora ya ha perdido la cuenta y quien tienen conocimiento de eso es su equipo de administración.
El Valle Oaxaqueño da empleo a más de cien personas, muchos de ellos de Oaxaca y de otras partes de México y Centroamérica, tanto de panaderos como en otras áreas de su negocio que inició con un pequeño local en la esquinita de la Avenida Venice y que actualmente es todo el Shopping Center que abarca la Vermont.
El éxito de este negocio que tienen más de 20 años dice Don Arturo que “depende del extra que pongamos: y mi familia y yo lo hemos puesto”.
“Gracias a la comunidad oaxaqueña porque nos apoyan. El pan se vende todos los días y es una bendición que año con año va aumentado a pesar de salir nuevos negocios oaxaqueños y panaderías. Y qué bueno, porque ningún negocio aunque quisiera acaparar lo puede hacer, porque no podemos monopolizar”, es mucha la comunidad oaxaqueña en Los Ángeles. Se estima en más de 25 mil los oaxaqueños solo en la ciudad.
Aguilar, quien emigró a Los Ángeles de la ciudad de Oaxaca a la edad de 27 años, dijo que año con año aumenta su producción de pan y que no puede decir cuánto volumen de pan hace pero que al final de la temporada se refleja con las ventas.
Pero cuántos panes es idóneo poner en el altar de muertos se le preguntó al empresario, respondiendo que es al gusto de la familia.
“Dependiendo del altar si es grande hay más pan y si es pequeño con dos o tres pancitos, con poco” agregó tras decir que hay los panes chiquitos para los “angelitos” para que no se olviden de ellos.
Comentó que antes hacía pedidos especiales pero que ahora no, que la venta es libre, porque hay suficiente todos los días incluso para esas personas que en la cultura oaxaqueña, durante la celebración de muertos, llevan pan a los compadres, padrinos o los ahijados. “Para ellos la gente lleva una gran cantidad de pan”, explicó.
En el Valle Oaxaqueño no solo se puede uno encontrar pan, sino todo para su altar desde los tamales de mole que se hacen diariamente en el Restaurante El Valle Oaxaqueño hasta las hermosas flores de Cempasúchil, Borla, pasando por copal, mole, chocolate, frutas y ahora una gran variedad de artesanías canastos, loza, vírgenes, guayaberas del Istmo, ropa típica y mucho más en la tienda de Artesanías en la llamada “esquina más Oaxaqueña de Los Ángeles”.
En estos días, por la mañana y hasta la noche, cientos de carros con placas de California, pero de lugares tan lejanos como Nevada y Dakota de Norte, colindado con Canadá, se ven entrar y esperar para el estacionamiento, que ya es insuficiente para que los oaxaqueños compren el delicioso pan de muerto: de yema, mantequilla, resobado, etc.