México, Enero (AIMX/Notistarz). – En América, el patrimonio retablístico es abundante; México ocupa un lugar importante por el número de retablos novohispanos que se conservan en los centros históricos de ciudades episcopales como la Ciudad de México, Puebla, Oaxaca y San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Al igual que de la Antigua y la Nueva Guatemala, en el vecino país del sur, afirmó Franziska Neff, del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM.
Conjuntan arquitectura, escultura y pintura, y ahí radica su riqueza; constituyen una parte esencial del legado cultural del antiguo virreinato de la Nueva España en diversos países del continente.
En ellos se despliegan la ornamentación y el gusto barrocos, con marcadas características de identidad de las diferentes regiones, lo cual indica procesos de intercambio y apropiación de formas y discursos, añadió.
La universitaria investiga el “Repertorio ornamental y estrategias compositivas de los retablos en Hispanoamérica, siglos XVII y XVIII”, mediante el cual elabora un catálogo –hasta el momento es el que contiene más información adicional–, de 170 piezas de México y de Guatemala.
La meta de ese registro, explicó la experta, además de ofrecer material para que los académicos realicen investigaciones en la materia, es contribuir a la difusión y conservación del patrimonio cultural; incluye los de centros históricos de ciudades episcopales (que cuentan con una catedral) del antiguo virreinato de la Nueva España (Ciudad de México, Puebla, Oaxaca y San Cristóbal de las Casas en nuestro país, al igual que de La Antigua y la Nueva Guatemala, en el vecino país del sur).
El principal aporte del proyecto es la sistematización de la información en un catálogo con base en registros fotográficos, dibujos de alzados y de plantas, así como dibujos de detalles arquitectónicos; el boceto es la herramienta principal por su capacidad de síntesis y facilidad de reproducción. Además, se acompaña con investigación formal y comparativa de los retablos, que aportará datos novedosos y abrirá vías de investigación.
En este caso, el material que se reúne es más amplio del que se suele usar en otros catálogos porque a la ficha y a las panorámicas se anexan otras representaciones visuales; “hacemos dibujos de las plantas de los retablos, de los ornamentos, para que sirvan de material para la investigación.”
Con las representaciones visuales que estamos agregando, queremos proporcionar material para que se pueda investigar, por ejemplo, con base en comparaciones estilísticas, y determinar las morfologías, características en un sitio y en diferentes regiones, además de realizar atribuciones a talleres o entender los intereses de quienes los encargaban, etcétera, abundó la especialista universitaria.
El trabajo, que a partir de 2019 cuenta con el financiamiento del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica de la UNAM y concluirá en breve, originalmente incluía también el registro de este tipo de obras en Lima y Cusco, Perú, durante el año pasado; sin embargo, debido a la pandemia no se pudo realizar en campo por lo que se integró a San Cristóbal de las Casas, Chiapas, que se registrará en la última etapa de la investigación.
Se eligieron las referidas urbes, detalló la especialista, porque donde había una catedral existía un centro artístico; generalmente los mejores creadores trabajaban ahí, porque era el lugar más prestigiado.
Neff y sus colaboradores de diversos países latinoamericanos (incluyendo Brasil), reunidos en un seminario de especialistas en Historia del Arte, Arquitectura y Restauración, registraron importantes intercambios de información. “Los artistas se movían entre ciudades episcopales, y lo pudimos comprobar. Una colega en Guatemala ha encontrado evidencias de que llegaron a esa ciudad algunos provenientes de Oaxaca”.
La historiadora del arte mencionó que la mayoría de las pinturas y esculturas que se conservan de la época virreinal formaban parte de los retablos, esenciales para el culto en los templos y cuyo estado de conservación es variable. Además, aunque en general son una representación del cielo y se parecen, cada uno tiene su individualidad: podemos diferencias entre regiones, los de Guatemala son distintos a los del centro de México.
Hay templos que tienen uno solo; otros llegan a 11. Sus estilos son, principalmente, estípite (con soportes en forma piramidal invertida, con ornamentos) y salomónico (con columnas helicoides; es decir, en forma de espiral, enroscadas en sí mismas).
Franziska Neff mencionó que en la elaboración del catálogo se sorprendieron con los detalles: al momento de analizar las fotografías y hacer los dibujos encontramos cómo se concebían los ornamentos. Es impresionante la variedad y lo ingenioso de la forma en que se lograron, cómo los artistas van jugando y desafían la forma arquitectónica. El tema del retablo, determinado por la imagen central, de Cristo, la virgen María o un santo, se apoya por el tipo de formas que hay en la Arquitectura y los ornamentos; existe un diálogo pensado y diseñado. Están hechos de manera inteligente.
Lo interesante, prosigue, es que no son obras de un solo artista. “No siempre sabemos quién se encargó de qué parte; el ensamblador debería hacer la estructura; el tallador los ornamentos; el pintor, las pinturas, y el escultor, las esculturas. El dorador recubría con láminas de oro, al final. Pero muchas veces un artista podía tener diferentes oficios”, argumentó la universitaria.
Ejemplos destacados de la riqueza retablística incluida en el trabajo se encuentran en sitios como la Catedral de México, los templos de Regina Coeli y Santo Domingo, en el centro de la capital de la República Mexicana; en Puebla, la Parroquia de San José y la iglesia de Santo Domingo; y en La Antigua, Guatemala, la iglesia de San Francisco.
Este registro digital estará albergado en el Archivo Fotográfico Manuel Toussaint del IIE, con acceso a investigadores; por ahora es un proyecto cerrado, pero en el futuro se podrían agregar más ciudades episcopales u otros sitios, aunque para eso se requiere tiempo y recursos, reconoció Franziska Neff.