Por Ernestina Gaitán Cruz/Especial de Impulso
Oaxaca de Juárez, Oax., Nuestra Señora de la Soledad, la patrona espiritual del pueblo de Oaxaca desde 1909 cuando El Vaticano le concedió la coronación pontificia, festejó su día con una solemne celebración eucarística en el atrio de su basílica, acompañada por fieles devotos, como ha sido desde hace más de 400 años.
Luego de dos años sin haber festejado, debido al Covid 19, la reunión religiosa del domingo 18 de diciembre de 2022, fue bastante concurrida, aunque a decir de algunos comerciantes que de manera permanente venden cerca de la Basílica, fue menos gente que en años anteriores.
Así a las 12:00 horas del domingo 18, en la explanada se congregaron los fieles creyentes para presenciar la misa encabezada por el padre rector Nicolás T. Ramírez, sacerdotes y diáconos. Ahí estuvieron, a un costado del templo cuya portada de cantera verde en forma de biombo luce sus bellos retablos de estilo barroco del siglo XVII.
Las personas devotas llegaron caminando, otros con bastones o en silla de ruedas y unos cuantos hincados, a las misas durante el día y luego a la Celebración Eucarística del mediodía. Bajo una lona que resultó insuficiente, soportaron los 28 grados de temperatura ambiente, incrementada por el calor humano y la radiación solar.
Acudieron con flores y veladoras. Rezaron, solicitaron algún milagro y la salud; agradecieron los milagros concedidos. Mujeres cubiertas con rebozos, pañoletas o gorros y algunos hombres con sombreros, pasaron las veladoras cerca de las imágenes, musitaron sus peticiones y colocaron sus obsequios cerca de los altares.
En ese mar de gente, sobresalieron los colores de las flores, de las vestimentas típicas y las trenzas con listones, de las mujeres venidas de comunidades del estado. Ellas, ellos, con ojos entrecerrados y actitud solemne acudieron al festejo de la Virgen de la Soledad, la última festejada este año, después de la Virgen de Juquila y la Virgen de Guadalupe.
La fe, la devoción y la convicción de los milagros de la también patrona de los pescadores, reunió a su grey, a sus fieles creyentes como desde tiempos inmemoriales. Con esa fe que incluso le han manifestado extranjeros que han vivido en Oaxaca.
Como el escritor inglés Malcolm Lowry quien, según cuenta el articulista Álvaro Ruiz en “Oaxaca en Malcolm Lowry”, su rutina con el empleado zapoteco Fernando Márquez, muchas veces era al amanecer, el encaminarse a la Basílica de la Soledad, donde ferviente rezaba a la madre de los que no tienen a nadie con ellos.
“Rogándole para que hiciera real el mundo de lo imaginario. De igual modo, el cónsul en “Bajo el volcán”, le reza a la Virgen de la Soledad, pidiéndole liberarlo de la tiranía del yo. “He caído muy bajo. Déjame caer más bajo aún, para que pueda conocer la verdad. Déjame sufrir verdaderamente. Devuélveme mi pureza, el conocimiento de lo misterioso, que he traicionado y perdido”.
Así también la escritora chilena Marcela Serrano quien vivió un tiempo en Oaxaca y escribió su novela “Nuestra señora de la Soledad”, publicada en 1999. En esta entidad y con la referencia a la presencia milagrosa de la virgen oaxaqueña transcurre una parte de la novela que trata sobre Carmen Ávila, escritora chilena desaparecida..
La importancia de la fe hacia la virgen, reconocida con el fervor de sus feligreses, incluso convocó al Papa Juan Pablo II quien el 29 de enero de 1979, durante su visita a Oaxaca, acudió a su basílica para orarle.
En este 2022, como cada año, los visitantes tomaron fotografías para llevarse un recuerdo del día y de la Basílica, construida de 1682 a 1689 y consagrada en 1697 por el obispo Isidro Sariñana y Cuenca. Ahí teniendo como fondo el templo que representa uno de los ejemplos más relevantes de la arquitectura religiosa de la Época Virreinal, posaron sonrientes, formales o serios.
Otros recuerdos que se llevaron fue la degustación de tlayudas, empanadas, quesadillas, molotes, tostadas, guisados diversos; tacos, tortas; dulces típicos, panes, atoles, aguas de sabores, que fueron vendidos en puestos ambulantes colocados en cuatro cuadras de la Avenida Independencia, una de las principales de la capital del estado.