En la mitología griega, Hefesto, fue el dios de la forja y del fuego, así como de los herreros, artesanos, escultores, metales y la metalurgia. Era adorado en todos los centros industriales y manufactureros de Grecia, especialmente en Atenas.
En Ocotlán de Morelos (junto o entre los ocotes), también es un lugar donde existen herreros de alto prestigio y muy solicitados por los campesinos que cada viernes, en el día de plaza, bajan de sus comunidades a abastecerse de las verduras y otros alimentos, y aprovechan para traer sus herramientas de trabajo para afilarlos o encargar objetos forados, en los talleres, a base de fuerza y fuego. En el mercado de Ocotlán de Morelos –suspendido ahora por la crisis sanitaria- se pueden encontrar puestos de herramientas metálicas producidas en el taller de herreros como el de Don Isaías Raúl Mendoza Mijangos.
Existen herreros de abolengo, forjadores de hierro, que aprendieron desde muy pequeños este arte junto a sus padres y abuelos, quienes les transmitieron sus consejos, enseñanzas y sus secretos para una mejor forja y temple de los aceros ocupados, donde se requiere destreza y fuerza.
Estos adultos ahora conservan este oficio que se niega a desaparecer ante la ola de productos de plástico que pretenden sustituir al acero.
Don Isaías es uno de ellos, ahora ya con más años de experiencia sigue creando las herramientas de trabajo. Ya no se levanta a las cinco o cuatro de la mañana como cuando era más joven, pero sí es un hombre inquieto e impredecible, de hecho, cuando lo estábamos entrevistando de momento se ausentó y no sabíamos qué había pasado a pesar de buscarlos en su amplio taller.
Debido a la gran cantidad de pedidos que tiene que surtir a los campesinos, los días de mercado, comparte con otros herreros el trabajo y sus enseñanzas sobre la forja de los metales.
En su taller sus hijos son a veces sus ayudantes, sin embargo, él es quien principalmente realiza todo el trabajo, desde prender la fragua, calentar al rojo vivió el acero y darle forma a base de duros golpes con un marro que se ha vuelto su mano derecha.
“La herrería seguirá perdurando”, afirma, mientras con rítmicos golpeteos continúa con su trabajo, una labor ancestral.